Comentarios y Análisis de Política

jueves, 9 de diciembre de 2010

1.- LA SITUACIÓN POLÍTICA VISTA DESDE CATALUÑA


              LA SITUACIÓN POLÍTICA 
              VISTA DESDE CATALUÑA

100 PREGUNTAS A WIFREDO ESPINA
                Periodista y escritor

       Cuestionario del Profesor Daniel E. Jones*


Capítulo 1

Este es el primer capitulo del  libro, que aparecerá próximamente, diseñado y realizado, en gran parte, por el profesor de Ciencias de la Comunicación,  Daniel E. Jones, cuyo prematuro fallecimiento ha comportado que fuera actualizado en su cuestionario, que repasa en forma d'entrevista los recientes acontecimientos políticos y sociales españoles, vistos desde Cataluña,  por el veterano periodista y escritor, Wifredo Espina, que ha cumplido los ochenta años de edad y los sesenta de periodismo activo.
1. Retrocedamos un poco en el tiempo para tener una visión global de la situación: ¿Qué piensa de la reforma, y sus consecuencias, del Estatut de Cataluña?
Que se hizo muy mal. En el fondo y en la forma. El fondo fue engañoso, y la forma de aprobarlo poco honesta. Aunque, es cierto, supone una mejora en el reconocimiento de la personalidad de Cataluña y en sus competencias respecto del anterior de 1979. Es un avance en contenido, pero tiene mucho de fachada que oculta muchos vericuetos de oscuridad interpretativa, trampas en las que pueden quedar atrapadas muchas esperanzas –como se ha demostrado después- y vías de agua por las que muchas promesas de boquilla se irán colando. En caricatura: un "churro azucarado" que salió por churro, y que está comportando muchas tensiones, a la hora de desarrollarlo y aplicarlo, y muchas desilusiones sobre esperanzas falsamente levantadas. La bajísima participación en el referéndum catalán fue muy indicativa, y frecuentemente sevsilencia con alevosía.
El Tribunal Constitucional, que en nuestro Estado de derecho es quien tiene la última palabra, ya dijo la suya en histórica, controvertida y poco afortunada sentencia -por no haber sabido conjugar legítimos intereses jurídicos-, palabra que algunos, que alardean de demócratas, se han llegado a plantear no acatar. Aquel Estatut -del que Jordi Pujol no era partidario- fue una jugada electoral de Maragall y Zapatero, que ha salido mal y ha radicalizado el ambiente de confrontación Catalunya-España. Las consecuencias políticas, a largo plazo, de aquella operación aun no las sabemos. Y las tensiones creadas se suman a las más graves de una profunda crisis económica y social de gran alcance.
2. ¿Por qué los políticos están tan mal vistos? ¿Se debe, quizás, a los continuos cruces de descalificaciones entre unos y otros?
Abunda la falta de verdadera vocación, de honesta dedicación y talla humana y profesional. El sistema democrático no siempre escoge a las personas de más valía; es una de sus deficiencias. Las promesas incumplidas, los casos de corrupción, los pactos por intereses partidistas, el alejamiento de las preocupaciones de los ciudadanos, etc. son causas suficientes para este desprestigio. Los contínuos cruces de descalificaciones mutuas ayudan también a ello al dar una imagen de poca seriedad. 
3. ¿La Iglesia se mete demasiado en política? ¿Debería abrirse y aceptar los matrimonios homosexuales, por ejemplo?
Pienso que sí entra demasiado en el terreno político. Su reino no es de este mundo, aunque las personas a las que va dirigido su mensaje son de este mundo y del mundo de la política. Por ello debe estar muy cerca de sus problemas y esto requiere una apertura permanente. Su carácter teocrático y, por tanto, no esencialmente democrático, le mantiene más abierta a los principios de la fe y de la tradición que a las cambiantes realidades humanas y a los progresos de la ciencia. Aquí está su grandeza –la inserción a las verdades que considera eternas- y sus limitaciones de comprensión de la problemática cotidiana. De otra parte, la existencia de dogmas limita al raciocinio, el principal instrumento del hombre, de aquí la tendencia al relativismo y al agnosticismo.
Respecto a su pregunta, concreta, opino que la palabra matrimonio no es la adecuada para nominar una situación distinta de la que significa; una palabra para cada cosa y una cosa para cada palabra. Pero yendo más al fondo, encontramos la cuestión de si Dios es de todos o cabe hacer distinciones, por ejemplo no es de los no creyentes ni de los pecadores, ni de los homosexuales, etc.
Un simple raciocinio nos dice que no hay Dios -si existe- de solo unos cuantos. No puede haberlo, pues repugnaría a la razón. Sería un contrasentido. Aunque esos cuantos fuesen muchos, o muchísimos, y llenasen plazas, calles y ciudades enteras. Incluso, si fuesen casi todos los hombres. Es de puro razonamiento lógico.
Si por Dios se entiende el creador, lo es de todos. No sería concebible que lo fuera solo de algunos, sería absurdo. Un Dios de absurdidades no podría ser Dios. Un Dios creador lo es de todos o de nadie. Si lo es de nadie, lógicamente no es Dios. No existiría.
Y si lo es de todos –se conciba como se quiera su creación- todos tienen su causa en él, todos llevan su marca. No unos sí y otros no. Y todos, por lógica, deben poder saber y saber de él. Por su propia naturaleza de creados de él. Todos, por primario que sea, deben sentir, de alguna forma, su aliento. Notar en si mismos el principio de su creación. Tener, implícita, noticia o eco de él y notar su empuje creativo.
Y si Dios creador es lo que llamamos el bien, todo creado debe percibir tendencia a la bondad. Y tener abierta, sin necesidad de mediaciones, inclinación o perpetuación al bien, lo que algunos pueden llamar salvación. Sin distinción de razas, culturas, niveles sociales (pobreza o riqueza), ni capacidad o madurez física o intelectual, ni tendencia sexual, ni grado de estudios o conocimientos explícitos.
Tampoco –parece de razón- ha de ser imprescindible adherirse, hacer un acto de fe, a favor de una tradición, una doctrina, de un libro mitificado, de un relato histórico o unos ritos concretos. La huella de la creación está en los creados. En su misma naturaleza, originariamente, aunque su conocimiento pueda concretarse, perfilarse, pasar del instinto o de la intuición connaturales a una explicitación más elaborada.
En otro caso, estaríamos ante un Dios para unos cuántos. Un contrasentido. Y no entremos ahora en quién ha creado Dios, si se autocreado, o si puede darse, al final, El Increado. Dios, en todo caso, está fuera de nuestra razón humana.
4. ¿Cómo cree que debería comportarse la Iglesia?
Es muy pretencioso opinar sobre esto. Pero pienso que debiera estar más alejada de todos los poderes oficiales y fácticos –políticos, económicos, sociales, etc.- , con una imagen más humilde y menos ostentosa y autoritaria, y mucho más atenta a las preocupaciones concretas de las personas que a su montaje doctrinal, no siempre creíble. Y receptiva a los cambios de todo orden y al progreso. 
5. ¿Qué haría para neutralizar el terrorismo?
Otro tema muy arriesgado y comprometido. Hay que analizar las causas en cada caso. Me resulta difícil pensar que siempre es gratuito. Otra cosa es que no sepamos o logremos acertar ver sus motivaciones o que las consideremos incompatibles e inadmisibles en nuestra cultura y contrarias a nuestros intereses. Sin un diagnóstico a fondo y sin prejuicios, nos limitaremos a combatir sus condenables métodos violentos pero no a intentar erradicar sus verdaderas causas profundas, posiblemente malévolas, que generalmente nos da miedo reconocer. 
6. ¿Está de acuerdo con la política de inmigración del Gobierno socialista?
De entrada, el hecho de la inmigración me da una profunda vergüenza humana. A partir de aquí, no puedo encontrar buena ninguna política, sea de derechas o de izquierdas, que no vaya a solucionar sus verdaderas causas humanas. Con los seres humanos no se juega.
  1. ¿Cómo valoraría la gestión del tripartito catalán? Los dos Tripartitos fueron intentos de apartar la derecha burguesa catalana del poder, tras mandar ésta durante muchos lustros. La idea de este cambio estaba bien, pero se hizo con trampa y con pactos contranatura. Unir socialismo con nacionalismo siempre será explosivo, o por lo menos muy difícil, como intentar mesclar el agua con el aceite. Y salió mal, un fracaso. La buena voluntad no es suficiente en política, y si a la incompetencia se añade un espíritu de exclusión, ya se cae en la mezquindad. Lo más positivo ha sido demostrar que un inmigrante andaluz podía llegar a la presidencia de la Generalitat. Montilla, en este sentido, se merece el reconocimiento de todos, ha evidenciado que nuestra sociedad catalana es más permeable y abierta de lo que parecía.
8. ¿Las campañas a favor del catalán que está haciendo el Govern son efectivas? ¿Cuál cree que será el futuro de este idioma?
Ahora más gente conoce y es capaz de hablar y escribir catalán que antes. La escuela y de manera muy importante TV3 han sido decisivos. Esto es evidente y hay que alegrarse. Una lengua es algo más que un instrumento neutro para comunicarse, es expresión de una manera de sentir y de pensar; de una forma de ser. No es el alma de un pueblo, pero es su forma de verbalizase.
Si se refiere a la llamada inmersión lingüística en catalán, universal y obligatoria, eso ya es más discutible. Los que entendemos que las personas están por encima de los pueblos –entes más abstractos- defendemos la libertad personal sobre todas las imposiciones, por bien intencionadas que estas sean. Además, toda imposición genera rechazo. Entronizar las colectividades por encima de las personas es caer en los autoritarismos de nefasto recuerdo.
En nuestro caso de sociedad bilingüe, en la práctica no se puede perder ni el catalán ni el castellano. Por el principio de la libertad de las personas y por sentido práctico. El futuro del idioma catalán está garantizado a medio plazo, a largo plazo puede ocurrirle como a tantos idiomas europeos que el tiempo, la demografía y la comunicación de masas se llevaron. La historia no se detiene.
El catalán no debe, ni puede –insisto-, perderse en Cataluña. Tampoco el castellano. La desaparición, o disminución en el conocimiento, el uso o la calidad de uno de esos idiomas, sería nefasto para los ciudadanos y para la sociedad catalana.
Para los ciudadanos, porque les restaría posibilidades actuales y futuras; afectaría a sus derechos personales. Para la sociedad catalana, porque repercutiría negativamente en su convivencia y le restaría personalidad. Es una sociedad básica e históricamente bilingüe, pero con una acusada personalidad propia.
Los problemas, en esta cuestión, no están tanto en la calle como en la política y en los medios; principalmente en los políticos, que han encontrado en este tema harto sensible un arma emocional e ideológica de movilización social y de confrontación política. Usar la lengua como arma política, lo haga quien lo haga, es bastante miserable.
El ciudadano de Catalunya, cualquiera que sea su origen, sabe que no dominar razonablemente la lengua catalana, le hace sentirse un tanto extraño en su tierra y con menos oportunidades de relación y promoción. Como le ocurre al que no domina el castellano. Cada vez se exige más saber el catalán en el mundo laboral, principalmente en el funcionarial. Pero quien no se desenvolviera con soltura en castellano encontraría y encontrará aún mayores dificultades, en este mundo globalizado,
Esto en el terreno práctico. La, para algunos, denostada "inmersión lingüística" ha cumplido un papel relevante y beneficioso en el conocimiento del catalán, sobretodo para los procedentes de fuera y principalmente sus hijos, como también para los sólo castellanohablantes.
Los fallos del sistema han venido de la forma a menudo excluyente de su aplicación. Es decir, cuando en la práctica, el catalán ha sido considerado rigurosamente "preferente" y el castellano casi como de segunda y sin la atención debida a las personas.
Estos errores se pagan, especialmente cuando, de hecho, el contexto social es bilingüe y se desarrolla con bastante normalidad. Y las reacciones, desde dentro y desde fuera, a esos errores, suelen ser problemáticas y, si alguien aprovecha el conflicto, sectaria o partidistamente, se dramatizan, al menos en los foros públicos de la verborrea política i mediática.
Que el catalán, como lengua más propia en Catalunya, histórica y socialmente, lleva en sí misma un plus de legitimidad por cuanto representa más idóneamente una forma de ser y sentir, y de expresar una personalidad –que es la función de un idioma-, es decir, es más fiel expresión de su alma personal y colectiva, merece una protección especial, en un contexto de globalización despersonalizadora y tras décadas de duras dificultades, es lógico y no puede negarse. Lo malo seria hacerlo en detrimento de los derechos de los no catalanohablantes, que también son ciudadanos de Catalunya y cada vez más numerosos.
De aquí, el sentido del necesario equilibrio a la hora de afrontar en el día a día esta cuestión, que no es tanto jurídica ni política, como de buena voluntad y sentido común. Vehiculares o no (el nombre es lo de menos), las dos lenguas deben ser correctamente conocidas El principio de que el conocimiento de las dos lenguas es integrador, en un país realmente bilingüe, parece el más válido y un enriquecimiento personal de la ciudadanía, y colectivamente cohesionador. Y no ha de suponer atentar contra ninguna esencia patria, como sí podría serlo imponer, contra la voluntad de las personas, un idioma también de uso corriente –por tanto, también propio – aunque histórica y socialmente no tan propio.
Los pueblos tienen alma y un idioma idóneo para expresarla, pero no siempre un único idioma. La esencia de los pueblos es su alma, no el instrumento para expresarla. Aquella es más rica e íntima.
9. ¿Volverá a ganar las próximas elecciones el PSOE?
Zapatero lo ha quemado. Ha sido el peor presidente de la democracia. Inexperto e iluso. Un ex ministro, recientemente, me lo defina políticamente como “un insensato”. Ha alarmado a la ciudadanía que se refugiará en partidos más conservadores, como suele ocurrir en tiempos de pánico, como el creado por la actual profunda crisis económica, que Zapatero no supo prever y se empeñó en negar cuando ya nos empezaba a ahogar. Creyó, posiblemente al principio de buena fe y para intentar soslayarla, que negándola aplazaría sus efectos y que estos los podría aliviar con medidas sociales transitorias y de maquillaje que electoralmente le sería rentables. La profundidad y la duración de la crisis desbordaron sus previsiones miopes, y cuando se vio obligado a rectificar lo hizo mal y fuera de tiempo. La catástrofe se le echó encima. Ya no tenía crédico ni entre los suyos. El Partido Popular, sin muchos meritos, ha estado esperando ver pasar el cadáver político de Zapatero por delante de su casa. Pero el PP, ni nadie, tiene la barita mágica para salir pronto de la crisis, no se engañe la gente.
  1. ¿Qué le parecen los intentos de lograr una Constitución europea que provoca bastantes recelos? Muy meritorios. Sin una Europa política y económica institucionalizada, la moneda única carece de apoyo sólido. Pero pretender crear una Europa virtual, sin tener en cuenta la pluralidad que la caracteriza, es una quimera. De aquí los recelos y temores, que han llevado al fracaso aquellos intentos. La gravedad de la crisis económica será sin duda un acicate para afrontar con más impulso y realismo una mayor unidad europea –como confederación o federación- como única medida de supervivencia y autodefensa ante una ofensiva global de competencia y especulación salvaje. Sobran egoismos locales y faltan líderes de larga visión también global.
(*) Cuestionario actualizado después del fallecimiento del Dr. Daniel. E. Jones

miércoles, 8 de diciembre de 2010

2.- INFANCIA EN VIC

Capítulo 2

1. Le tocó vivir la Guerra Civil cuando era niño. ¿Qué recuerda de aquella contienda?
                                                        
Un ambiente de tristeza, desasosiego y de preocupación familiar y en el entorno. Y sobre este telón de fondo   negruzco, ya algo nebuloso  por la lejanía, muchas escenas concretas hirientes y vivas de desazón, miedo, terror... Pero -¡bello contraste! -, en este cuadro desolador brilla en mi memoria algo emocionante: el gran cariño y abnegación de unos padres amparando, bajo la tormenta, la debilidad infantil de sus hijos. Gozosa experiencia de tener unos padres que te cobijan en su serenidad y amor. Escenas y experiencias ciertamente imborrables, como marcadas a cuchillo  en la carne viva del alma.
    Sí, sentíamos miedo al sonar las sirenas que avisaban de los aviones...; al oírlas nos escondíamos bajo colchones o en refugios, como el de sacos de sal que hizo nuestro padre, –con un lápiz entre los diente- para protegernos de los bombardeos. Durante uno de estos bombardeos, con mi madre en cama con tifus,  murió de pulmonía un hermano de pocos meses; mi padre le puso el reloj delante la boca y ya no respiraba,,,. Para darnos de comer y calzado nuestro padre tuvo que dar en trueque las correas de la pequeña fábrica que había heredado sin capital ni materia prima para hacerla funcionar. Tuvimos que  abandonar la ciudad para escapar de las bombas, pero en la masía, La Casanova,  en que nos acogieron unos parientes, los obuses nos sobrevolaban día y noche. Pero al menos allí podíamos comer del campo y la granja... Para no ser encontrado, algunas noches  mi padre dormía en pajares o en tartanas de casas de payés vecinas. Un DIA le llamaron al ayuntamiento, no sé si para aquellas terribles “sacas” para los “paseos” en que se fusilaba por las carreteras a los escogidos, pero un miliciano antiguo trabajador de casa, le sopló al oído que se marchara rápidamente de allí; y así se salvó. Más tarde le enrolaron en una brigada para construir a pico y pala un aeropuerto precisamente en una pequeña finca de mi madre que sirvió de garantía bancaria para un préstamo bancario para poner en marcha la fábrica. Y así podría ir contando tristes recuerdos  de un tiempo que quizás es mejor olvidar.
   ¿Olvidar? No, no es posible olvidar algo que te ha marcado para toda la vida, que ha puesta esta en riesgo... Que ha dejado tu familia malparada y con seres queridos fusilados en las cunetas. ¿Intentar olvidar? Siempre que lo intentemos todos, y no solo unos para recibir luego, como proyectiles en tu cara, los rencores de otros. El tiempo lo difumina todo, pero no lo borra.

2. ¿Qué le explicaban sus padres de lo que estaba  sucediendo en España?

Yo tenía seis años. ¿Qué podían explicarme? ¿Y qué podía yo entender? En sus rostros se reflejaba bien lo que callaban sus bocas. A veces les oíamos comentar en voz baja atrocidades: a fulano se lo han llevado de madrugada, de zutano hace días no se  sabe nada, la tía monja vendrá aquí de paisano porque han cerrado su convento, dicen que está ardiendo la iglesia tal, han hecho un llamamiento para  que se lleven todos los objetos religiosos a la plaza mayor para quemarlos, etc. Todo en voz baja, como susurros. A nosotros se limitaban a ampararnos y a darnos cariño. El silencio y el amor era su mejor lenguaje. Pero se les entendía todo...

3. ¿Qué otros hechos le marcaron en sus primeros años de vida?
                                                                                             
Muchos. La muerte de otro hermano pequeño atropellado por un coche de línea a la salida del colegio de los maristas;  las linternas que se sacaban al anochecer  por los ventanales del manso La Espina en señal de que ya podían regresar del bosque los curas que mis abuelos tenían escondidos en sótanos y bodegas. Las peleas salvajes con piedras entre chicos de las masías de Collsuspina y los del pueblo. La huida a pié por las montañas hacia Francia de muchos conocidos –también mi "tío de América"-, los mutilados de guerra que se veían por las calles. El sembrado de cruces cerca de las carreteras en recuerdo de los lugares donde los rojos habían fusilado a tanta gente. La escena de mi padre arrancando las correas de las poleas de transmisión de la fabrica para darlas en trueque de zapatos para nosotros. ¿Por qué seguir contado miserias y desgracias?
¿Buenos recuerdos? El final de la guerra, en que la gente se echo en multitud a la calle para celebrarlo... Pero, sobre todo, el tener unos padres cariñosos, acogedores y comprensivos. Respetuosos de tu personalidad. El consejo de mi padre Ramón, cariñoso y un tanto impulsivo, era : "deja siempre un palmo de cuerda". Y el de mi madre Ramona, ejemplo de serenidad y ecuanimidad: "Haz las cosas lo mejor que puedas y después Dios pondrá el resto". El sentido práctico de estos lemas me ha servido en muchas ocasiones durante toda la vida.
                                                                            
4. ¿Cómo era un día normal en la vida de la familia Espina?

  Se vivía un ambiente austero, respetuoso y de práctica religiosa, sin exageraciones en nada. Se respiraba  equilibrio entre el carácter emotivo e impulsivo   paterno, y el sereno y calculador materno. Sin problemas familiares entre mis padres ni de nosotros con ellos, a los que respetábamos mucho y siempre tratamos de usted, lo cual ponía cierta distancia -que ahora no  sabría decir si buena o no- pero seguramente  no fue mala, vistas otras experiencias.  Y compaginándolo con los estudios, todos los cinco hermanos ayudábamos  en la pequeña industria familiar de embutidos, ya fuera dándole a la manivela de la maquina de triturar carne, haciendo  o acarreando paquetes o atendiendo a los clientes. La experiencia más impactante  fue la de ir  cobrar a algunas tiendas morosas asegurando que no nos moveríamos de allí hasta que nos pagasen, y repitiéndolo en voz alta cada vez que entraba un cliente. Y también la de ir a vender en los mercados y colegios de Barcelona; los compradores siempre te pasaban delante y había que hacer largas esperas para que los tenderos te atendieran. Todos hicimos o estudiamos lo que nos pareció mejor, sin imposiciones.

5. En más de una ocasión ha confesado que se quedaba muchas noches devorando .libros ¿Cuáles fueron sus primeras lecturas?    

De niño tenía mucha afición a la lectura, en parte por influencia de mi  hermano Ramón y algunos de sus amigos. Por ejemplo, me encantaba leer a Verdaguer. Primero, el Verdaguer lírico; después, el Verdaguer épico. Aun me emociono cuando recuerdo que la primera vez que mi padre me dio un duro compré Idil·lis i càntics místics.. Era una edición barata, de aquellas encuadernadas  en papel amarillo. Creo que  fue el primer libro de poesía –en realidad fue el primer libro– que adquirí. Lo guardaba en una pequeña estantería situada enfrente de mi cama. Para que se mantuviera en pie –era el único libro que había–, le puse un tintero a cada lado. Me sentaba a una mesilla que tenía en la habitación y, satisfecho, miraba y volvía a mirar el libro, me levantaba, leía algunas páginas y lo volvía a colocar en su sitio amorosamente, con devoción y respeto, emocionado... Quizás así empezó, para bien o para mal, mi historia de comunión con los libros. No sé si para bien o para mal, digo, porque creo que si ahora volviera a empezar talvez me dedicaría a otra cosa, seguramente a una de resultados más tangibles y útiles.. Y barrunto que algo parecido le debe pasar, en su fuero interno, a mi primo, el poeta José María Font Espina, cuando una vez  hablando de estas cosas se le escapó del alma una expresión así:- Si un día tuviera un hijo y me lo encontrara haciendo una poesía le daría un bofetón que lo estamparía a la pared.

6. ¿Y sus primeros referentes?

Resumiendo le diré: Pienso que Verdaguer despertó en mi la sensibilidad lírica y épica; Balmes, el gusto para la reflexión; Torras y Bages me infundió un sentido de catalanidad que nunca ha llegado a ser nacionalista, pero sí de fuerte catalanidad; i Joan Maragall me indujo a una actitud de dialogo y apertura en relación con las otras culturas; por ejemplo, con la castellana. Dicho así queda bonito, ¿verdad? Y pretencioso, ¿no?, defecto que creo llevo dentro aunque procuro disimularlo, porque soy un tímido rematado. Esto  José Mariah Huertas, con su fina percepción, lo describió certeramente en una entrevista que me hizo hace más de cuarenta años: -A Wifredo le gusta pasar desapercibido físicamente, pero no intelectualmente.

Un hecho que me marcó. Fue en unos juegos florales de Cantonigròs, un pueblecito cercano a Vic. Me dieron un premio de poesía, y el director del certamen, el crítico y escritor Joan Triadú, al entregarme el premio me dedicó unas breves  palabras, pero que me animaron a seguir. Por otra parte, mosén Vilacís, el director del colegio Sant Miquel dels Sants, de Vic, en el que estudiaba, creó unos memorables certámenes  literarios para estudiantes que hicieron época. y a los que me presenté muy pronto. Eramos cinco o seis los que solíamos disputarnos la mayoría de los premios: recuerdo ahora a Font Espina, Sola Sala, Joan  Ginebra, Mª. Angels Anglada, Miró...


8. ¿Cómo asimilaba su éxito?
 
Me parece muy altisonante la palabra éxito para referirse a aquellos premios escolares. Eran, en definitiva, algunas compensaciones que la vocación y el trabajo acaban cosechando con un poco de suerte. Esto no se asimila, simplemente te complace y te estimula. Con frecuencia también te halaga la vanidad  que, en mayor o menor medida, todos llevamos dentro.

9. ¿Qué personas le apoyaban para que continuara labrándose un camino en el mundo de las letras?

     Como he insinuado, tuvo un papel determinante, como mossén Vilacís, el director de mi colegio. En sus clases de literatura leíamos las redacciones en voz alta, y las mías eran bastante esperadas por los compañeros; y él siempre me animaba a escribir y a leerlo después  públicamente, en clase. He de mencionar, de forma especial, al profesor de literatura Guillem Serra, de sobrenombre "el peix",  que te hacía sentir los textos en el alma. De cada autor solía leer unos párrafos en clase, y lo vivía tan profundamente que te contagiaba. Es el profesor que más ha influido en mi vida profesional.
  Al mismo tiempo, en mi casa, aunque todos coincidían en repetirme que “de esto no se vive”, mi padre a veces me pasaba un periódico y me decía: «Por qué no lees este artículo?» Otras veces, con unas tijeras recortaba unas frases o unas palabras de un artículo y me decía: «A ver si lo puedes reconstruir.»
A partir de aquí, creo que mi destino ya estaba encaminado.

10. ¿Por qué le echaron del periódico Ausona?

 Yo había propuesto a la redacción algunas cosas, algunos cambios que no gustaron a las autoridades del Movimiento, que eran los que mandaban en el periódico... y en todas partes. Una de las cosa que propuse fue que se eliminaran del periódico el yugo y las flechas (signos del "Movimiento Nacional") y otras cosas por el estilo.
  Cierto día hubo una reunión pública de las autoridades provinciales en el ayuntamiento de Vic, en la Sala de la Columna, y aquel día y allí mismo me expulsaron solemnemente del periódico.
  El entonces alcalde de Vic,  Josep Maria Costa Velasco, creo que pasó un mal rato, porqué no le gustaba nada lo que dichas autoridades provinciales hacían, pero como estaba sometido a ellas...
Y el concejal de Cultura, Manuel Portabella, que era amigo mío y muy juicioso, más tarde me dijo: «No entiendo como has podido decir esto, si eres la esencia de la ecuanimidad.» Y es que en aquella reunión, en vez de defenderme y intentar apaciguar las cosas, tomé la palabra y eché más leña al fuego diciendo que el periódico que hacíamos “sonaba a hueco y artificial”. Y por si no era suficiente añadí que “lo que tenemos que hacer es reflejar esta realidad y no repetir las consignas oficiales que nos mandaban  las autoridades".
A la salida de la reunión, algunos significativos  asistentes al acto me esperaron unas dos o tres calles más lejos, por miedo, para decirme: «Muy bien, muy bien»... y desaparecer rápidamente. Con todo, fue mi pequeña victoria, así lo viví al menos, de autenticidad y sinceridad en ambiente adverso. Pienso, a veces, que fue la primera piedra o manifestación pública del "sentido de independencia" (como escribió Lorenzo Gomis) que me ha caracterizado de forma innata.




martes, 7 de diciembre de 2010

3.- LA ETAPA DE FORMACIÓN, EN BARCELONA

Capítulo 3

 
1. ¿Por qué estudió Derecho antes que Periodismo?
Fuí bastante iluso, en el sentido de confundir la realidad con la ilusión. Creí que ser abogado era mi verdadera vocación –y seguramente lo era-, ya que tenía, y tengo, un concepto muy idealista de la abogacía, en abstracto.. Además, parecía una profesión más seria y estable, y entonces permitía ganarse mejor la vida que el periodismo. También era mejor vista. A veces pienso que me equivoqué, de alguna manera, pero no me arrepiento. El periodismo entonces era morirse de hambre, cosa de “chusqueros” o casi. Los periodistas en aquella época se peleaban por una invitación a un estreno, un guateque, un pase del tranvía, nada ¡una miseria! Ahora se pelean y a veces algunos se venden por lo que usted ya sabe. Se manejan muchos millones, para fines no siempre santos, a nivel de medios de comunicación. Pero esto ocurre en todas las profesiones y negocios. Los media son también un negocio.

2. ¿Qué papel creía que podía desempeñar un abogado en la sociedad?
Lo que creen la mayoría de los que empiezan la carrera con la normal ilusión juvenil. Defender el ideal supremo de la Justicia. Que el mundo fuese más justo. Con menos injustícias humans, menos corrupción social y política que da la razón al más fuerte, y menos gente pisoteada en sus derechos o intereses legítimos. Si iluso viene de ilusión, fuí un iluso rematado.Seguramente, ni más ni menos que muchos otros estudiantes. Cuando tocas la realidad, puedes reaccionar abdicando de tus ideales o pelear en el campo que piensas que más te acercan a ellos. Creo que es lo que hice.

3. ¿Cuándo y por qué sintió la necesidad de matricularse en la Escuela Oficial de Periodismo? Después estuvo en Escuela de Periodismo de la Iglésia, en el CIC...
Pues cuando supe que había una delegación de la Escuela oficial en Barcelona para cusar los dos primeros cursos. Me facilitaba las cosas. Hasta entonces era necesario ir a Madrid, igual que para los ingenieros de caminos, por ejemplo. No podia desperdiciar la oportunidad si quería hacer la carrera. En la Escuela del CIC estuve como profesor mucho más tarde y me permitió relacionarme con otros profesores y alumos de diversas tendéncias; allí se vivía un ambiente mucho más libre y democrático. Su director. Mosén Alemany, supo hacer un buen equipo con gente preparada y del país, y crear una admósfera liberal y de compañerismo, junto con Miquel de Moragas que fué eficaz Secretário de la Escuela. Todo esto está muy bien documentado y explicado en un libro-memória que hizo Rosario Bofill, esposa del periodista Llorenç Gomis, y que fué aventajada alumna mía.

4. ¿Cuáles fueron las primeras cosas que le enseñaron sus profesores?
Bastantes generalidades y banalidades. Y alguna idea del proceso técnico de la confección de diarios. Empezamos en una sala del Ateneo, en la calle Canuda, y seguimos en la rambla de Santa Mónica, al final de Las Ramblas. No tengo grandes recuerdos de aquella escuela. Pero sirvió para hacer amigos, como José Luís Cebrián Boné, Josep Faulí, Juli Bou, Ramon Solanes, Cochita Boada, González Cabeza, Benita Aizcorbe, Josep Armegou, Joan Armengol, etc. que después hemos mantenido cierta relación, cada vez más espaciada. Me hizo gracia que Faulí escribiera en uno de sus libros, refiriéndose a mi comiezo en la Escuela:“I ens va arribar un noi d’Osona, que no ho semblava...”.También me sirvió para conocer a algunos profesores como Claudio Colomer, Luís Ezcurra, Saenz Guerrero, Del Arco, Voltas, Demetrio Ramos, Aguirre,etc., algunos de ellos grandes profesionales.
Algunas cosas que me enseñaron en la Escuela, me parecen una barbaridad. Por ejemplo, escribir ‘medio centenar’ en lugar de ‘quinientos’, para impactar más al lector. O colocar en el mismo lugar del periódico una entrevista, tanto si se trataba de un gran pensador como de una bailarina de cabaret, por ejemplo. No se enseñaba a valorar las notícias o los personajes, lo importante era impactar. Así tenemos el periodismo que, mayoritariamente, tenemos.

5. Por aquel entonces, ¿cómo se imaginaba usted en un futuro? ¿Tenía claro que quería ser columnista político?
Me imaginaba escribiendo comentarios, pienso que también como muchos de los que empiezan...Comentarios firmados en los diarios, no necesariamente de temas políticos. Para expresar públicamente lo que pensaba o sentía, para influir en la sociedad de una forma crítica. Es lo que ha hecho toda la vida: ver las cosas desde el lado crítico y exponerlo. Es connatural en mí. El gtan director de El Correo Catalán, Andreu Roselló, un dia me dijo que yo tenía vocación de “pinnchar globos”, de desenmascarar entuertos, de derribar tabúes...Lo del columnismo político vino de la mano de las circunstancias que me tocaron vivir y de mi papel en el diario. En realidad me habría gustado más tratar temas más profundos y consistentes. En este sentido, siento alguna frustración.

6. ¿Cuál era su concepción de la Justicia?
Muy abstracta e idealista, como decía antes, pero muy real al afectar a las personas. No como una ideología, más bien como un apostolado. La idea de defender a alguien que otros o las circunstancias injustas maltratan. Pero hacerlo con la palabra, el razonamiento práctico sobre el bien y el mal. No tanto como redentor de pobres, sino de hacer justícia, de poner las cosas en su sitio, especialmente en las relaciones humanas

7. ¿Cómo se le daban los juicios?
Tuve muy pocos, quizás por esto puedo decir, para fardar, que los gané todos. Ejercí solo unos seis años. Y no se me gustaban. El procedimiento y la práctica permiten demasiados trucos. Algunos verdaderamente detestables. Esto me desengañó profundamente. Preferia las vias de conciliación. Escuchar al cliente en su problema y hacerlo mio. Es una sensación extraodinaria, pero hace sufrir muchísimo. Creo que no es de buen abogado...El apasionamiento por el problema de aquella persona a veces no te deja ser ecuánime. Era mi punto más débil.

8. ¿Cómo se los preparaba? ¿Sufría mucho?
Los preparaba muchísimo. Si convenía, actuaba como un detective sobre las circunstancia y personas implicadas en el caso. Creo que me pasaba, y esto me creó algún problema con abogados del adversario. Sí, sufría mucho. Me lo tomaba como algo muy personal, demasiado. Me perjudicaba la salud...Así no podía seguir, y lo dejé.

9. ¿Por qué decidió dejar la abogacía?
Lo acabo de explicar. Por desengaño, al comprobar que, demasiadas veces, aplicar la ley no es lo mismo que hacer justícia, y que el dominio de los trucos procesales y las malas artes y e incluso el juego sucio llevan a dar la razón a quien uno cree que no la tiene. No era la Justícia con la que había soñado y de la que me había enamorado. Era otra cosa. Busqué otros caminos, en lugar de defender intereses individuales, defendar los intereses de las personas y de la sociedad, frente a abusos de los poderes políticos, económicos, sociales...Este camino fue el periodismo

10. ¿Cómo le sirvió su formación en Derecho para el ejercicio periodístico?
Creo que de mucho. Abogacía y el periodismo que he ejercido son dos maneras de defendar a las personas y a la sociedad..Con instrumentos distintos, en lugares distintos. La misma finalidad última. Y ambas, con la palabra y el razonamiento. Además, la sociedad se rige por normas jurídicas, y estas no pueden ser desconocidas por un profesional del periodismo que trata la realidad social. No sólo seria una laguna, sino que puede llevarte a cometer muchos errores e incluso a pillarte los dedos, traspasando las normas penales. Y, concretamente, me fué muy útil para la propuesta y redacción de un texto sobre el secreto profesional y la cláusla de concincia, que tras aprobarlo la asamblea del órgano colegial de los periodistas catalanes, los redactores de la Constitución lo recogieron en el artículo 20 de la carta magna. Una buena causa.

lunes, 6 de diciembre de 2010

4.- LA EXPERIENCIA PROFESIONAL EN MADRID

CAPITULO  4

1.      Se trasladó a Madrid en 1955 para hacer el último curso de Periodismo ¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza cuando recuerda su estancia en la capital?

Un buen recuerdo, del que aún siento cierta nostalgia. Es posible que esto sorprenda a algunos en Cataluña, donde no es políticamente correcto decir cosas así. Pero es la verdad. Fue el segundo salto en mi vida pasar de Barcelona a Madrid.; el primero fue el traslado de Vic a Barcelona. En cada uno de ellos se me abrieron horizontes y expectativas; viví nuevas experiencias, conocí a gente diferente y contacté con sensibilidades distintas. Cada salto fue enriquecedor. Por más que ames a tu tierra, hay que salir de ella para verla con otra perspectiva. A veces, el mero cambio geográfico ya supone un cambio de enfoque de ver las cosas. Las becas Erasmus son muy importantes por lo que aprendes, pero también por sumergirte en las culturas de otros países. Hacer “la mili”, por ejemplo, pese a los  muchos inconvenientes conocidos, para muchos jóvenes suponía salir de casa, conocer mundo y, en cierta forma, entrar en la madurez.

Lo primero que hice al llegar a Madrid fue una novatada: ir al “kilómetro cero” de la Puerta del Sol; era entonces experimentar una sensación interesante.. Empezabas a entender ciertas cosas, a sentirte algo distinto. Esto parecerán banalidades, tonterías, pero es algo que tiene su secreto, sobre todo psicológico. Allí se vivía, y se vive, de otra manera. Te miras el ombligo, pero otro ombligo. La tentación centralista y de poder cuando vives allí es muy acentuada. Los simples cambios de ubicación geográfica, si se soportan bien, te pueden enriquecer.

En la vida, hay que recorrer mundo. Con una condición, claro: no llevar siempre enfundada hasta el cuello la “barretina” que todo catalán se encuentra puesta ja al nacer. No debe taparnos los ojos y los oídos, no debe aislarnos del entorno. Hay que ser permeable a las nuevas realidades y vivencias, para enriquecerte.


2.  Ganó un concurso para dirigir el semanario madrileño Crítica y decidió quedarse a vivir allí.

Al menos, temporalmente. Era una oportunidad profesional y una nueva experiencia. “Crítica" era una revista esencialmente de espectáculos -cine, teatro, cabaret, vida de los artistas, etc.-pero también llevaba reportajes, entrevistas, comentarios… Contaba con colaboradores reconocidos, como Tico Medina, “Yale” y luego Lúcio del Álamo, entre otros. La dirigí durante algo menos de dos años, y me permitió una experiencia interesante, como fue entrar en contacto directo con un mundo y un tipo de gente para mi entonces totalmente desconocidos, y que aquí después tampoco he tenido ocasión de conocer, aunque también debe haberlo.
  

3. El propietario de la revista sólo estaba preocupado por vender muchos ejemplares. ¿Cuáles eran sus portadas preferidas, por ejemplo?

El propietario de Crítica, Emilio Revilla, muy listo, simpático y gran trabajador, tenía un importante negocio de papel, que llevaban el y su mujer. Venía a la redacción solo los viernes por la noche, a la hora del cierre, para echar una ojeada a la revista y para comentar como habían ido las ventas de la semana anterior. Era un hombre obsesionado con las portadas femeninas, con chicas  atractivas, rubias explosivas... y con poca ropa, hasta lo que entonces la censura permitía. Le gustaban y decía que hacían vender. Y
No fallaba; las semanas que salíamos con una portada así vendíamos muchos más ejemplares. Casi un tercio más.

A esto, como es sabido, recurren muchas publicaciones, de manera más o menos descarada, incluidas las llamadas serias. Y es que la mujer  siempre ha sido, y es, un excelente ‘producto’ comercial, escandalícese quien quiera; las cosas son así, por mucho que se lamente. La naturaleza le ha dado cualidades para  esta condición. Solo hace falta ver los amplios espacios que los diarios dedican, además de a las fotos femeninas, a las llamadas secciones de “contactos”, auténticos escaparates y bolsas de compraventa o alquiler de mujeres –gran fuente de ingresos de las publicaciones- , y esto sin que casi  nadie proteste; el negocio es el  negocio, ya se sabe, y cuidado con protestar! Y véase el éxito de las revistas “del corazón “ y las “para hombres”...

Una noche Emilio Revilla entró en la redacción de “Crítica” con un aire madrileño muy chulo y chillando: «Quiero portadas con más tetas y más culos!» . Por lo visto, la semana anterior se habían vendido menos  ejemplares. Además, malas lenguas decían que las chicas cuyas fotos a veces él nos traía para la portada eran “amiguitas” suyas; doble negocio!
   Esta histérica  reacción me chocó mucho... Y me hizo entrar ganas de dejar la revista. Lo que hice a no tardar mucho. Pero todo esto son anécdotas personales. La verdad es que mi estancia en Madrid fue enriquecedora, claro que habría preferido París...
  
4. En sus primeros pasos en la capital contó con pocos recursos y estaba lejos de la familia... ¿Tenía, alguna vez, la tentación de hacer las maletas y volver a Cataluña?

Fui a Madrid, como he dicho, para terminar la carrera de periodismo, después de los dos primeros cursos, que podían hacerse en Barcelona. Y sí, pasé alguna escasez económica. No podía recurrir a la familia, que no estaba demasiado contenta de tenerme lejos; habría preferido que estuviera, con mi hermano Miquel, en la fábrica de embutidos de mi padre, en la que ja había trabajado muchos veraons y de vendedor mientras estudiaba  en Barcelona.

Recuerdo que, una vez, con  mi primo, el excelente poeta, José Maria Font Espina, que vivía en Madrid como corresponsal de laa revistas “Garbo” y “Fotogramas”,  tuvimos que ir al Monte de Piedad a empeñar la máquina de escribir para conseguir algún dinero que nos permitieran  pagar la pensión y llegar a fin de mes. Sí, sí, más de una vez estuve tentado de dejarlo todo y volver a Barcelona, pero mis conocidos catalanes en Madrid –Manuel Ortínez, José Maria Fontana, etc.– me aconsejaron que me quedara allí, que es dónde se meneaba el ajo. Esto y el hecho de que mi primo ya se hubiese afincado en la capital me animaron a seguir..

Quiero decir que esta etapa fue para mí una excitante experiencia a la cual no renunciaría y que me gustaría que pudieran tener otros jóvenes, como era yo entonces. Fue enriquecedora, aunque a algunos pueda extrañarles. Por otra parte, Madrid me dio una vivencia positiva de ser catalán, porqué allí, en aquel tiempo, tuve la impactante impresión de que ser catalán era como tener un master, una circunstancia que daba puntos, te abría las puertas... Lo cual, tal como van las cosas, no creo que ocurra ahora, al menos aparentemente.

5. ¿Quiénes fueron los periodistas que más le influyeron en aquella etapa?

Uno de los profesionales que, al principio, de alguna manera me dic oxígeno para continuar en la tarea fue Emilio Romero, a quien he de estar agradecido pese a no compartir en nada su ideología. Leía con interés sus influyeses escritos e intentaba descubrir las artimañas de qué se valía para decir las cosa entre líneas. También me influyeron personajes de tendencia muy distinta como Jesús Gómez de la Serna, Calvo Serer, Jesús Iribarren, Pablo Castellanos, Pedro Altares, Peces Barba..., todos ellos forcejeaban para conseguir un poco de apertura en aquel régimen que lo invadía casi todo. Y tuvo incidencia en mi, principalmente,  el importante equipo de Cuadernos para el diálogo, de Ruiz Jiménez, revista que marcó una época y de la que salieron muchos políticos, algunos aún con notable influencia: ucedistas, socialistas, democristianos y populares.


6. ¿Qué  tipo de relación tenía con el franquismo?

Todo el país  estaba metido de alguna manera -unos  sólo los pies, otros hasta el cuello, unos terceros en actitud más expectante- en lo que llamamos el franquismo, lo que no significa que todos estuvieran de acuerdo o participaran del franquismo. En una situación de dictadura apenas queda espacio libre, en la vida pública, para respirar otra cosa o para poder actuar por propia cuenta. Es, por otra parte, cuando uno tiene ocasión para demostrar su capacidad de resistencia o de distanciamiento, su personalidad.

Inevitablemente, tenías que tratar y compartir situaciones profesionales y cotidianas  con compañeros franquistas, unos de convención, otros de conveniencia y unos terceros con distintos grados de discrepancia disimulada o manifiesta. Hay que decir que había muchos más franquistas de lo que ahora parece o se cree. O se quiere hacer parecer. La burguesía catalana –muy afincada allí, en cargos importantes-, por ejemplo, era de alguna manera mayoritariamente franquista, no nos engañemos ni tratemos de  engañar a nuestros hijos o nietos. Los hechos son los hechos.

Uno de los personajes franquista de convicción que tuve que tratar  bastante fue Juan Aparicio, director general de Prensa y director de la Escuela de Periodismo. ¿Cómo no iba a tratarlo? Incluso diré que me cogió cierta simpatía; sospecho que porqué yo decía las cosas claras y no era servil en mis actitudes. Algo parecido me ocurrió, años más tarde, con otros personajes de otro signo bien distinto, por ejemplo con Jordi Pujol: nos conocimos discutiendo, y al final terminamos bastante amigos. Son personajes inteligentes que saben valorar las cosas. Con Aparicio empezamos a simpatizar –personalmente, no ideológicamente, claro– discrepando. Después casi no había acto público, de carácter profesional, donde no me invitara y, en algunas ocasiones, me pedía que pronunciase algunas palabras. Era simpático, con una extraordinaria memoria, y le gustaba estar al corriente de todo. Esta circunstancia me permitió conocer algo del ministerio de Información y Turismo por dentro, sus entresijos, lo que me proporcionó una cierta cercanía con una realidad para mi totalmente nueva e incluso sorprendente.   


7. ¿Qué postura tenían los periodistas respecto del régimen?

Existía un divorcio, que fue creciendo, entre régimen y sociedad, y también entre un periodismo más o menos oficial y la sociedad. Había el profesional que comulgaba ideológicamente con el régimen y el que servía al régimen para poder vivir. Y los que simultaneaban el ejercicio del periodismo con un cargo en un ministerio, una dirección general, etc., cosa que ocurría a menudo. Algunos por simpatía, pero la mayoría por necesidad de supervivencia. Los que guardaban distancias con el régimen fueron con  los que conecté mejor, sobretodo con algunos sectores, en donde había periodistas muy profesionales y dialogantes, principalmente en el entorno de los diarios “Madrid” e “Informaciones” y las revistas “Ecclesia”, “Mundo Social”, y algunos movimientos católicos, como la OAC. Mis entrevistas con Jesús Iribarren, director de “Ecclesia” y con su sucesor Antonio Montero, luego obispo, me impactaron bastante: vi la parte antirégimen de la Iglesia. Curiosamente, los dos mes aconsejaban, no se poquè, quizás por la dureza de la vida en la capital para un joven recien llegado, que volviera a Barcelona.


8. ¿Cómo se veía entonces Cataluña, desde Madrid?

Sinceramente, con una acusada admiración. Los evidentes malentendidos y las fricciones han venido principalmente después, de manera acusada en los últimos años del pujolismo. Siempre, históricamente,  ha existido una fuerte rivalidad, bastante lógica, dado que representan dos mentalidades diferentes  y contrapuestas; dos culturas muy distintas. El centralismo y el autoritarismo -simplificando- frente a  la descentralización y el liberalismo. Son actitudes y sentimientos que marcan ambas sociedades, más allá de la política. En aquellos años de pensamiento gris, "lo catalán" era valorado, como portador de  seriedad, rigor, laboriosidad y apertura. El fuerte despertar nacionalista, más que el tradicional catalanismo, chocó con el nacionalismo estatal, que parecía se daba como algo normal, más o menos aceptado por una sociedad traumatizada y narcotizada por las terribles consecuencias de una guerra civil.

Las edites periféricas, de manera especial, fueron rescatando de la memoria dormida los recuerdos y vivencias históricas propias, reivindicando sus singularidades, su personalidad y, en consecuencia, su derecho a existir y a diferenciarse. Se rescataron valores autóctonos reales y, en algún caso, se magnificaron e incluso de inventaron otros, en el hervor de un revisionismo y de unas reivindicaciones que precisamente se crecían al topar con un centralismo españolista acrecentado. Estas posturas se han ido retroalimentadas con el tiempo. Así, pies, aquella admiración fue derivando en recelo e incluso rechazo en determinados estamentos, que fueron contagiando paulatinamente a la sociedad.


9. ¿Qué semejanzas y qué diferencias veía en la prensa madrileña con respecto a la catalana?

La prensa de Cataluña y la de Madrid eran, y siguen siendo, muy diferentes. Sospecho que a veces  aquí se quiere insinuar que la de Madrid era mala y la de Cataluña buena. Cuidado con esta caricatura! La prensa de Madrid era entonces más oficiosa, más pegada al poder, que la catalana. Cuestión de proximidad y de que  personajes de la vida política o del gran poder económico las habían creado o estaban vinculados con ellas. La prensa de aquí era muy prudente, pero a veces detrás de la prudencia hay otras cosas: relaciones de amistad, contactos, reuniones, llamadas telefónicas, maneras de distribuir la publicidad... Tendríamos que meditarlo, todo esto, no fuera el caso que, por estar tan satisfechos de que saquí seamos tan prudentes, no viéramos que el llamado “oasis catalán” con frecuencia se ha debido a complicidades que luego han aflorado con motivo de algunos casos de amiguismo y corrupción.. Quizás no estaría de sobras que alguna vez también nos diéramos en la cresta los unos a los otros a cambio de más realidad, desterrando falsos consensos...


10. ¿Cuándo y por qué decidió volver a Cataluña?

Regresé  a Barcelona para cursar el doctorado en derecho, y me vine con la delegación de la revista Crítica, que al principio me permitía ganar algún dinerillo para ir tirando. Compaginé como pude la docencia en la Escuela de Periodismo del CIC y en la Universidad de Barcelona –en la cátedra de Jiménez de Parga, que cobijó y ayudó a muchos disidentes del régimen (socialistas, comunistas, catalanistas, etc) y que llegó a ser presidente del Tribunal Constitucional– , con mi trabajo en el prestigioso semanario Revista, propiedad y dirigido por Manuel Riera Clivillé, un personaje inteligente, seductor de mujeres y empresarios y con un importante componente de iluminado.

En el declive de la publicación, a cada paso atrás salíamos con un editorial presentándolo como un nuevo paso adelante para la mejora de la revista y en servicio de sus lectores. Mientras, los acreedores le perseguían e incluso nos paraban a los colaboradores para reclamarnos que se les pagara. Riega Clivillé nunca perdía la sonrisa y la esperanza. Un dia, después de que en su despacho se oieran gritos y palabras duras de un acreedor que ya estaba hasta el gorro, el director sale sin inmutarse y le dice a la secretària, Dolors: “¿Se ha oido mucho lo que hablábamos? Pues, avise al carpintero que ponga unos lintones debajo de las puertas”. Era alucinante.

En esta etapa  hice amistad con personajes de las letras muy importantes, que Riera Clivillé había logrado mantener como colaboradores del semanario. Cobrábamos poco, y al final, nos repartía lo  que quedaba en la caja...Tiempo después, me dijeron que Riera Clivillé se había ido a Francia ,huyendo de los acreedores, y que daba clases en la universidad de Perpinyá.

Por mi parte, me llamó el director de “El Correo Catalán”, Andreu Roselló, creo que por indicación del amigo Josep Faulí, que había sido fulminantemente despedido por encabezar una protestar interna que incendió los ánimos de mossén Rosell, que entonces mandaba mucho y que precisamente había metido a Faulí en el diario. En junio de 1961 entre en el diario, y  al cabo de unos meses, el 5 de noviembre de 1961, con tres mil pesetas de sueldo, me casé con María Dolors Pahí, y nos hipotecamos para comprar un piso. Mi vida quedaba, pues, montada, definitivamente en Barcelona.

domingo, 5 de diciembre de 2010

5.- LA PROFESIÓN PERIODÍSTICA

 Capítulo 5


1. ¿El periodismo es una vocación innata o un oficio que se puede aprender?

El periodismo es esencialmente vocación. Como otras profesiones vocacionales: médico, abogado, etc. Me cuesta, en cambio, entender como vocación ser registrador de la propiedad, por ejemplo. No creo que sea correcto considerar el periodismo como un “oficio”, como prefieren algunos. En esto diacrepé claramente del que fue mi subdirector Ibáñez Escofet, e incluso propugné desde un principo que debía ser una carrera universitaria, en contra de otros criterios. Pero universitaria de segundo ciclo, és decir, para los que ya tengan otras carreras. Esto me causó algún disgusto. Cuando entré en El Correo Catalán, había pocos universitarios en las redacciones, por lo cual estas posturas no eran muy bien vistas. Incluso el primer dia me encontré con media redacción, en Las Ramblas, llena de rótulos y pancartas con “Ya llega el catedrático” y cosas por el estilo; me supo mal y me dijeron –nunca supe si era cierto-  que el instigador había sido Josep Pernau.  .

Esta vocación, sin embargo, debe ser profesionalizada; es decir, se ha de manifestar a través de una formación cultural y técnica, imprescindible si quiere ser eficaz. Ahora bien, esta vocación puede manifestarse en  direcciones distintas, a las cuales habría que adaptar los planes formativos. Se impone la especialización. Hay diferentes aspectos o niveles en el periodismo, y por esto la carrera –en el caso de ser larga- habría que tener diferentes grados: peritaje, licenciatura y doctorado. No es lo mismo comentar un partido de fútbol que hacer una relación de los buques llegados al puerto, o entrevistar un gran personaje o escribir una editorial, pongamos por caso.

Todos los oficios se pueden aprender, hay que aprenderlos. Una persona que no tenga vocación para el oficio que ejerce podrá llegar a ser un buen profesional, un buen técnico, pero le faltará ‘el alma’ de lo que hace, aquella cosa que... Es difícil de explicar, aunque muy fácil de entender. Ibáñez Escofet, inteligente, buena persona y muy impetuoso, a veces entraba en la redacción del Correo gritando: «Qué os habéis creído! El periodismo es un oficio!» Está bien para bajar los humos, pero no hay duda que se refería a qué era una vocación, no una simple manera de ganarse la vida. El oficio normalmente se aprende; la vocación se siente y vive; puede contigo.   

2. ¿Cuál es el perfil idóneo del buen periodista?

Hombre, no pretendo tener la verdad. Voy a responder como pueda, con un símil. El periodista es –debe ser– el abogado de la sociedad. Para ello necesita intuición, sensibilidad, profundidad, amplia cultura, ecuanimidad, buen gusto, rapidez y  fácil expresión.Pero, sobre todo, amar a la sociedad, a los ciudadanos. Si no es así, perderá todos los pleitos. Es mi modesta opinión.   

3. ¿Qué valores debiera transmitir a la sociedad?

El periodista debería reflejar, analizar y criticar –valorando en su justa medida lo que hay de positivo y de negativo, a su jucio– todo lo que pasa. Debe hacer una crítica noble, sincera, con la intención de actuar como revulsivo del cuerpo social. A mi entender, el periodista no se puede conformar con actuar solo de espejo, debe, además, remover conciencias, apuntar ideas y soluciones..No adoctrinar. Estar siempre abierto al futuro y a los demás, empujar a la sociedad hacia adelante, puede ser uno de sus motores, como ocurrió en la Transición polític, en la que la prensa catalana jugó un papel determinante. Y debe hacerlo desde un punto de vista libre, porqué cualquier tipo de militancia, sea política o religiosa, si no se tiene un gran sentido autocrítico, está reñida con el periodismo. Esto es lo que me indica la experiencia propia y ajena.     

4. ¿Qué es para usted la independencia profesional? ¿Es realmente posible?

Una vez, hace años, escribí: «Hoy son frecuentes las empresas periodísticas propensas a sacrificar la cabezas que sean necesarias cuando sufren presiones externas», y también dije que «restablecida la democracia, son demasiados los políticos y no políticos que lo olvidan y intentan secuestrar o administrar la libertad de expresión de acuerdo con sus propios intereses». Opino que los medios de comunicación se han puesto, y se ponen, demasiado a menudo al servicio del propio negocio, por encima de todo, o de determinados sectores políticos o económicos. Hay una inadmisible complicidad periodismo-política y periodismo-intereses económicos. Los Códigos deontológicos, snte estos abusos, suelen ser papel mojado. Buenas intenciones o formas hipócritas de enmascarar lo que ocurre, aprobando códigos sobre lo que debiera ocurrir.

5.-¿Es posible distanciarse de las presiones empresariales y políticas?

No es nada facil. A veces, pocas, se entra en una empresa periodística por afinidad a su línea editorial. Digo pocas, poque normalmente se entra en el medio que puedes o te acogen. Sobre todo, cuando hay tanta oferta de profesionales y poca demanda. Se ha producido una verdadera inflación de profesionales. Han proliferado demasiado las Facultades de Comunicaciín, y se ha exigido una nota demasiado baja para entrar. Además, la carrera no exige mucho esfuerzo. Esto de ‘ser periodista’ ha deslumbrado a demasiados jóvenes, que lo ven como un camino a la fama, o para tratar a famosos. Alguna vez habrá que decir en serio que esto de “la fama” y de “ser famoso”, por si mismo, es una solemne estupidez. La vida es  algo más seria que “la fama”. La fama es humo. Claro que un humo que, a veces, da mucho dinero. Una visión o concepción frívola de la vida.

Con una mentalidad así, no se resisten las presiones de nadie si te reporta beneficios. Se admite esta esclavitud.  Lo importante, en estos casos, es salir a la radio, a la tele, y flotar en la abundancia...Es triste..Trastocar el sentido de las cosas, de la profesión y de la existencia. No importa labrarse una personalidad, un nombre pçúblico serio y creible. Esto sí que requiere esfuerzo, renuncias, trabajo gris, tener criterio formado de los temas y de las personas...Solo cuando su ha conseguido labrarse una personalidad sólida y bien valorada e influyente en el público, es posible ser respetado y valorado. Se te respeta un alto grado de independencia. De lo contrario, eres un simple títere de los políticos o de intereses económicos.

6. ¿Cómo ve el periodismo actual?

No se puede generalizar. Pero no me gusta. Se ha masificado y frivolizado. En muchos casos, especialmente en Madrid, se hace prensa de trinchera.: al servicio de ideologias partidistas o intereses de sectores. Es la autoesclavización de la prensa. En muchas redacciones hay poco sentido de la valorización y jerarquización de las notñicias; o se hace con criterios de simple mercado, no de valores humanos y culturales. No pocos directores dimiten de su verdadera función directiva y se limitan a ser jefes de redacción. Tuve la suerte de tener un gran director, Andreu Roselló, del que aprendí mucho. Actuaba de director, en la redacción y de cara a la empresa, con la que a veces se enfrentaba. Por esto, un dia le jubilaron injustamente. Se quería que el diario fuera portavoz de un grupo político, del entorno de Jordi Pujol, y él era un estorbo. Económicamente le compensaron bastante bien, pero Roselló acabó muriendo del disgusto. Nombraron para sustituirle a Lorenzo Gomis, un gran escritor y periodista, pero que demostró ser un mal director de diario, no de revista cultural, como bien demostró en el prestigiosos El Ciervo. Su paso por El Correo fué fatal, para el diario y para él al aceptar publicar una columna diaria, con frecuencia bastante ridícula. Era un escritor para trabajos serios, no de columnitas improvisadas  al son de música clásica a todo volumen  en su despacho. Cuando Roselló fué a la cita con la empresa para su subtitución, entrño en mi despacho contiguo para comunicármelo. Le repetí, ante su extrañeza, lo de otras veces: “yo no soy candidato”, como él deseaba. La razón de mi postura era muy sencilla. Conocía bien y había vivido de cerca las tribulaciones de Andreu Roselló con los nuevos accionistas de la empresa durante los últimos años de director, y no estaba dispuesto a pasar por el mismo calvario. Así de simple. En el peridismo actual hay demasiada sumisión del profesional a tododos los intereses, de dentro y de fuera de la empresa. Y esto, en casi todos los medios. Y que me perdonen mis colegas.

7. ¿Tiene la sensación a veces de que todo vale y que el rigor no es primordial?

Creo que queda bastante contestado con lo que acabo de comentar. A nivel de los propios profesionales, también se sacrifica el rigor en aras a la rapidez y al impacto. Es aquello de “ no dejes que la verdad me estropee un buen titular”. Y en los medios audivisuales esta tentación es aún mayor. El impacto, el espectáculo y las caras bonitas priman por encima de todo. ¿Solución? Poner al frente de los grandes medios personas con personalidad, madurez  y prestigio, capaces de resistirse a estas tentaciones. No es lo que interese, precisamente, a algunos empresarios...

8. Cada año salen de las facultades miles de jóvenes licenciados en Periodismo y la gran mayoría ni tan siquiera llega a ejercer la profesión. ¿Qué futuro le espera a los periodistas de este país?

Sí, hay más oferta que demanda. La lógica, pues, nos dice que sólo encontrarán empleo como periodistas los mejores, los más bien dotados y preparados. Bien es verdad que siempre habrá quién esté dispuesto a lo que sea para subsistir, es decir, a ejercer la profesión de periodista comprado. De quién es la culpa? Como siempre, irá repartida.  Algunos nuevos licenciados serán culpables por haber escogido una profesión que no es su vocación. Y algunos medios de comunicación porqué quieren mano de obra barata y no buscan ser un medio de opinión y referencia.
        Las empresas periodísticas deben plantearse si quieren un producto más reducido, pero más influyente, o uno de amplio mercado y nada influyente.
        Actualmente, la prensa de calidad es la que proporciona las informaciones a la radio y a la televisión, dónde, no lo olvidemos, también hay periodistas.
        Joan Tàpia decía, en una interesante conferencia, que la prensa será cada vez de más rigor  y menos de cruzada, si quiere avanzar. Como buen deseo, opino que es acertado.
        ¿Que qué futuro les espera a los jóvenes licenciados en periodismo, en este país? Primero debemos decir que los estudios –una carrera– nunca han sido un estorbo para trabajar, y luego que conocemos médicos que se dedican a la política o que actúan de showman... y periodistas que trabajan de presentadores de la televisión, de actores, de humoristas.... de lo que pueden.   

9. ¿Qué piensa de la concentración de medios?

Cuando había pocos medios, era muy peligrosa. Ahora, que proliferan como setas, si no se coordinan, concentran o fusionan, van a desaparecer. Ya han desaperecido muchos y van a desaperecr más. Una cierta concentración, que permita unos medios más poderosos y, quizas, más independientes, es necesaria.

10. ¿Cuál cree que debe ser el papel de la prensa en la sociedad?

Prensa, periodismo y periodista son a veces sinónimos, y aquí lo son. La prensa –el periodista, el periodismo– tiene que reflejar, analizar y criticar –es decir, examinar y juzgar, hacer notar los defectos y quizás, proponer soluciones; no acusar, censurar, reprobar, reprochar, vituperar, calumniar, recriminar, difamar, denigrar, ...– todo lo que ocurre en el mundo. Tiene que hacer una crítica noble, sincera, valorando lo positivo y lo negativo, con la intención de actuar de revulsivo. No puede limitarse a actuar de espejo. Tiene que estar siempre abierta al futuro... y empujar a la sociedad hacia adelante. Tiene que ser uno de los motores de la sociedad. Y tiene que hacerlo desde un punto de vista libre, porqué cualquier militancia, sea política, deportiva o religiosa, si no se tiene un sentido autocrítico, está reñida con el periodismo. Esta es mi opinión, que ya he expuesto antes.

Hay que partir de una curiosidad total, de un sentido común muy profundo, de una capacidad de análisis y de una capacidad de valoración desde este sentido común. Todo esto, junto con la experiencia que el periodista, como cada uno de nosotros, ha ido adquiriendo con el paso de los años, permite intuir, en cierta manera, como se puede mejorar, de alguna manera, nuestra sociedad. Y tengo que insistir en el hecho que si bien las teorías y las tendencias están implícitas en la formación que cada uno de nosotros ha recibido, el periodista –repito-, la prensa no deben servirse jamás de apriorismos, excepto en los casos en qué los use como punto de referencia. La prensa, por definición –y por tanto el periodista– tendría que ser antidogmática. Aunque, todo hay que decirlo, todos tenemos la tentación de pontificar, de creer que tenemos razón.