Comentarios y Análisis de Política

lunes, 11 de abril de 2011

Pujol y Mas, entre la minoría


No es lógico que la formación política que gobierna en Cataluña extendido entre la minoría de Ciudadanos que ha participación en la consulta soberanista, aúnque figure en el grupo de la gran mayoría del "sí", en el Resultado de la votacion. Así, Mas y apo Gobierno, como también Jordi Pujol, están entre la mayoría de la minoría.

Pero el Hecho de la consulta y suspensión resultados no Debén infravalorarse. De casi un millon y medio de barcelonesas con Derecho a voto en esta consulta, sin Validez legal, sobre la independencia de Cataluña, se estima en un 18 por Ciento la participación en Barcelona, ​​Donde se ha concentración una gran Movilización.

En total se han sumada 257.645 votos, entre "Seis" y "noes", cifra que Contiene la parte proporcional de votos anticipados contemplados en Los últimos meses en los diversos distritos de la ciudad. Esta cifra, representa, precisamente, una participacion del 18,14% sobre el censo de la consulta, que INCLUYE a menores de 16 y 17 años e Inmigrantes, y un 21,37% sobre el censo electoral oficial, que no INCLUYE a estos .

En las Otras poblaciones, en que los resultados, Muy desiguales, fuéron menores, no contaron con el apoyo de las instituciones oficiales, como en este caso. La consulta de Barcelona ha tenido el Apoyo del expresidente Jordi Pujol, el del presidente Artur Mas y de apoyo Gobierno, que ha idoneidad a votar, con centre o menor Exhibición pública intencionada del Sentido de apoyo voto, lo cual constituye una propaganda de primer orde , discutida y discutible.

La pregunta de si se actúa como el presidente y el Gobierno de Todos los Ciudadanos de Cataluña, queda contestada con las cifras del 18,14 por ciente o del 21,37 por Ciento. Está claro que no, al menos en este Asunto del independentismo. Por más que se Haya pedido la intercesión de La Moreneta, pues el diácono Manel Gasch inclúyen, entre las plegarias de los monjes de Montserrat, el mismo "día de la votacion, la de que" cada pueblo y nación puedo decidir libremente, de manera pacifica y democrática apo futuro ".

Dadas las circunstancias, no está nada mal el número de votos logrados en esta Participación global. Pero si se exagera, además de ser contraproducente, se puedo caer en el ridículo."Tenemos la gloria a tocar!", Dicen que exclamó el Portavoz sello de la organización, a la vista de los inesperados resultados obtenidos.

Calma y Serenidad, que las matemáticas, también en política, son matemáticas. Ni el 18 ni el 21 por Ciento son el Cincuenta ni el Ciento por Ciento. Son Muy significativos, pero minoría. Y en ella están Pujol, Mas y apo Gobierno, Paradójico.

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viernes, 8 de abril de 2011

Se oyen sus pasos, de Rajoy


                                                         
Puede ser bueno o ser malo que llegue a La Moncloa. Pero se oyen sus pasos, los de Rajoy. Como se escuchaban, hace tiempo, los de Zapatero hacia la puerta de salida, ahora se escuchan los de Rajoy hacia la puerta de entrada.

Malo para unos, bueno para otros. El tiempo lo dirá si finalmente las encuestas a favor del PP se confirman. En todo caso, su llegada sería más coherente con la política que parece toca hacer y que ya está haciendo, al dictado, Zapatero. La derecha suele saber más de economía que la izquierda. Esta sabe repartirla, pero antes –o al mismo tiempo- hay que crearla.

En Catalunya, además, ya manda el centro-derecha de CiU, que pacta con los populares de la intrépida Camacho. Y precisamente en el dia de cumplirse los cien días de la presidencia de Artur Mas, Mariano Rajoy ha visitado, con expectación, por primera vez el Parlament, el mismo que aprobó el famoso Estatut, luego afeitado por el Constitucional. Y en el mismo noble recinto, custodio de todas las esencias identitarias, don Mariano ha hablado y escrito en catalán par la presidenta Núria de Gispert. y no en la intimidad como Aznar.

Y, además, Rajoy ha pedido públicamente a Zapatero que entregue ya a Catalunya lo que se le debe por el Fondo de competitividad –en cumplimiento de la ley- y que no deje a la economía catalana en la estacada. Actitud de apoyo que el president Mas ha agradecido en una interesante entrevista de la televisión catalana en la que ha tratado a Rajoy con guante blanco. Artur Mas parece que también oye los pasos de don Mariano hacia La Moncloa.

Aunque Mariano Rajoy no ha dejado de  reprocharle suavemente a Mas que un President de la Generalitat, haya ido a votar “sí” en la consulta soberanista organizada por algunas entidades en Barcelona, ya que un presidente de Catalunya debe serlo de todos los catalanes y no sólo de la mitad o menos. Incluso, como Jordi Pujol, lo ha hecho anticipadamente y exhibiendo el sentido de su voto –sin respetar su secreto- para alentar la opción soberanista..

A la tercera tentativa, Artur Mas ha llevado a su derecha moderada y  nacionalista al poder en Catalunya, y también a la tercera  Rajoy puede llevar al poder su derecha españolista.

Todo coherente ante la profunda crisis económica. El dinero es de derechas. Y, por otra parte, la política, como alguien ha dicho “hace extraños compañeros de cama”.
 
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martes, 5 de abril de 2011

Godó se catalaniza

Mientras La Vanguardia, el diario de mayor tirada y más representativo del país, no sea en catalán, resultará siempre difícil poder afirmar que Catalunya es una nación, escribí en este y en otros diarios, hace más de dos años, con el título 'Sin La Vanguardia en catalán no somos nación'. Igualmente se podría decir de los medios audiovisuales: mientras las radios y las televisiones en catalán no sean aquí las más escuchadas y vistas, costará hacer creer que somos realmente una nación. Sobre todo cuando de la lengua hacemos, creo que erróneamente, nuestra esencial contraseña de identidad. Ante el anuncio que el periódico de los Godó hará dentro de poco una edición catalana, aquellas reflexiones pueden ser reproducidas aquí casi igual, aunque matizadas. Si bien nos tendremos que contentar con la lapidaria afirmación del ex conseller Joan Manuel Tresserras cuando decía en 2008 que "Catalunya es una nación posible, no una nación inevitable". De ahí las preocupaciones que se viven para la "construcción nacional" de este país y los esfuerzos que se invierten. Se deduce, por tanto, que estamos en una fase de "construcción". Catalunya "es una nación posible-añadía Tresserras- si la gente lo quiere, y la gente lo querrá o no según que se le ofrezca y según cómo se la seduzca". O sea: primero, la gente lo tiene que querer, y en segundo lugar se le deberá ofrecer algo interesante y que la seduzca. Y no está nada claro que quiera ni que se sienta seducida a ser una nación si lee, ve y escucha mayoritariamente medios de comunicación en castellano. De ahí el esfuerzo que hace años que se están llevando a cabo para construir "un espacio catalán de comunicación", ya que, como argumentaba el conseller, "sin un espacio de comunicación bien establecido, la nación no es posible, si no hay un espacio de cultura y comunicación compatibles, la nación no es posible, ni antes ni ahora ". En este proceso, del que la fundación ESCACC conmemoró los veinte primeros años, hubo un hito histórico, como remarcó Josep Gifreu, en el año 1991 cuando el presidente Jordi Pujol presentó el informe 'Construir el espacio catalán de comunicación', elaborado con las aportaciones y reflexiones de colaboradores y consultores de todos los Països Catalans y dirigido por los profesores Josep Gifreu y Maria Corominas, por iniciativa del Centro de Investigación de la Comunicación, que tuve el honor dirigir. Los resultados prácticos, sin embargo, no parecen aún muy esperanzadores si nos atendemos a las tiradas, a las audiencias ya la grave problemática de los medios de comunicación en catalán, a pesar de las fuertes subvenciones oficiales. ¿Cómo construir, entonces, el espacio catalán de comunicación que haga posible una nación? Para Tresserras, "la catalanid
ad tiene todavía sentido, hoy, como espacio histórico, y es posible y conveniente pensar en Catalunya como un proceso histórico abierto de construcción nacional". Como preguntaba irónicamente y cáusticamente, hace ya años en un acto en el Colegio de Periodistas de Catalunya, el profesor Miquel de Moragas, para escándalo de algunos: "¿Qué le pasaría, en 'La Vanguardia', si se publicara en catalán. ¿Y qué le pasaría al ‘Avui’ si se publicase en castellano". En la respuesta está el verdadero quid de la cuestión del punto donde nos encontramos en este "proceso histórico de construcción nacional". Y la respuesta, tras la buena acogida de la edición en catalán de El Periódico, de una cierta estabilización del tándem El Punt-Avui, de la aparición del nuevo diario en catalán Ara y del anuncio oficial de una próxima edición en
catalán de La Vanguardia, que viene a coronar la multitud de diarios y revistas - en papel y digitales-, radios y televisiones, de diferentes ámbitos, la respuesta a las preguntas de Tresserras y de Moragas va siendo más positiva. Y el proyecto antes mencionado de 'Construir el espacio catalán de comunicación' se va enriqueciendo y respondiendo a la realidad social del Principado, no tanto a la utopía de los Països Catalans. Como dice el Conde de Godó, al anunciar este evento, "La Vanguardia refleja, con la nueva oferta, la plural y tranquila normalidad lingüística de Catalunya". Y lo explica (sin referirse a si tendrá o no algún tipo de subvención oficial) de esta manera:: "Nuestro compromiso firme y atento con el público, con la libe
rtad de expresión y de mercado, y con el sentir de la sociedad en la que estamos arraigados nos conduce de manera natural a duplicar nuestra oferta. a partir del próximo mes de mayo, La Vanguardia será también un gran diario europeo en catalán, sin dejar de serlo también en castellano. Cada lector podrá escoger la versión de La Vanguardia en el idioma que desee, tanto en papel como en la edición digital ". Con esta edición en catalán, La Vanguardia contribuye y sirve a la pluralidad de Catalunya y, al mismo tiempo, a que sea más "nación". Godó se catalaniza.

Ya lo tienen cogido, a Zapatero

Los grandes empresarios ya lo tienen cogido, a Zapatero. Ya sigue sus dictados, que son los que necesitan y le ha impuesto la Unión Europea. Por esto ahora le piden que no se vaya. Que no convoque elecciones anticipadas, como no para de reclamar Rajoy “para el bien del país”. Ya es el zapatero que les hace los zapatos a su medida. Ya es “su” Zapatero. Fue en el almuerzo a que invitó a más de cuarenta grandes empresarios que estos, se asegura, le rogaron que no convocara elecciones antes de tiempo con la esperanza, naturalmente y ya es confiar, de que cumpliera las reformas prometidas para sanear el déficit e intentar activar la economía. En la línea de lo que hace un tiempo le pidió Duran Lleida en el Congreso: haga las reformas que hay que hacer para salir del pozo y váyase. En otras palabras: inmólese en el fuego de las duras e impopulares medidas que la economía y Bruselas le exigen y después dimita o convoque elecciones. No tiene otra salida. Hacer de la necesidad virtud. Olvidarse del Zapatero que ganó las elecciones y ser otro Zapatero. Incluso le podría ser rentable electoralmente si no hubiese cometido tantos errores antes y no fuese ya demasiado tarde ahora. Parece cierto que solo acierta cuando rectifica. Pero este ya no es el Zapatero original salido de las urnas. Su socialismo y progresismo ya están en el baúl de los recuerdos. Ahora, en el escenario, representa otro papel. El de neoliberal, como dicen sus detractores en las propias filas políticas y los sindicatos. Tanto es así, que los mismos empresarios que le acusaban de casi todos sus males ya no tienen prisa para que se marche. Desprestigiado y políticamente débil, no tiene más remedio –de buena o mala gana- que seguir sus dictados para intentar salvar la economía del país. Y pone tanto énfasis en esta representación del nuevo personaje teatral, que muchos sectores de la izquierda se sienten desamparados, traicionados y con vértigo ante el vacío. Y en el campo de la izquierda que políticamente ha quedado casi libre, y que mediáticamente ya no cubren bien ni El País, ni Público, surge como una necesidad de la izquierda radical, el nuevo diario La Voz de la Calle de la mano y financiado por un multimillonario comunista, amigo de Carrillo. Paradojas de la vida. Pero ¿quién es “la calle”? ¿Cual es su “voz”? Claro, depende de la calle...Lo más seguro es que ya no es la en que vive el travestido Zapatero.

Pujol se revisa a sí mismo

No es un acto de contrición, pero lo parece. No dice que se equivocó, pero cambia de criterio. De sabios es rectificar, si es que, en este caso, hay una sabia rectificación. Aunque no es muy seguro. Más bien sigue en su hábil “sí, pero no” y “no, pero sí”. Lo cierto es que el ex president Jordi Pujol, desde hace un tiempo, ha entrado en un camino de revisionismo de sus convicciones y planteamientos. Quizás no muy profundo, pero aparentemente bastante radical, No muy profundo porque en el fondo es el mismo, pero ha modificado ostensiblemente su estrategia y su lenguaje. Pujol, a la vista de determinadas circunstancias que considera graves para Catalunya, revisa sus posturas pasadas respecto de España, de las relaciones Catalunya-España, se revisa a si mismo. Y cambia de brújula o, al menos, reorienta el sentido de sus agujas. No es que pierda el norte, pero lo busca en otro lugar. Y este esfuerzo de autorrevisión le conduce a algunas contradicciones. Afirmar que siempre ha estado a favor de un buen encaje de Catalunya dentro de España – doctrina esencial del catalanismo-, que de esto hizo su apostolado durante toda su vida, y que ahora no lo está por culpa de posturas “anticatalanas” de los actuales PP y PSOE, suena, históricamente, a renunciar a lo esencial por lo circunstancial. Incluso la sentencia del Constitucional sobre el Estatut, encajándolo restrictivamente dentro de la Carta Magna, permite caminos e interpretaciones de un más explícito reconocimiento de la personalidad nacional catalana y de su autogobierno. Y el mismo Tribunal Constitucional puede ser modificado legal y democráticamente. Como también la Constitución. Para el ex president de la Generalitat si España sigue con “su menosprecio” a Catalunya, la mancha de aceite independentista se irá extendiendo. Y cierto es que, en amplios ambientes catalanes, ha ido ganando terreno, lo cual debiera ser motivo de reflexión profunda para gobernantes, políticos, opinión ilustrada y por la propia sociedad española. Las cosas no ocurren porque sí. En su reciente conferencia “¿Residuales o independientes? ¿Alguna otra solución?”, Pujol confiesa que “después de muchos años de intentar disuadir a los que optaban por el independentismo, ahora me encuentro que no tengo argumentos para rebatirlos”. Lo cual hace pensar en la solidez de sus anteriores convicciones y argumentaciones o de las que actualmente parece apuntarse. Hecho que no deja de sorprender en un hombre de acusada solidez cultural e intelectual. Y como político de auténtica vocación y reconocida talla, sorprende tanto o más su afirmación de que “no ve argumentos contra la independencia, salvo su viabilidad política y el riesgo interno (en Catalunya)”. ¡Casi nada la “viabilidad política y el riesgo interno”!. Porque si ética y teóricamente, resulta difícil negar la legitimidad (no es lo mismo que lagalidad) de un pueblo o colectividad, con la personalidad, solidez, cohesión y voluntad suficientes, el derecho a escoger por las vías legales, la forma en que desea estar vinculado a otros del mismo Estado o en el concierto internacional, otra cosa son los hechos. A un político de fuste, aunque sea nacionalista desde su más tierna infancia, no se le puede escapar la realidad, por más que quiera cambiarla y precisamente por esto. Como no se le escapa, evidentemente, a Jordi Pujol cuando contrasta su sueño político, con sus fuertes dudas sobre la “viabilidad política y el riesgo interno” de la independencia catalana. Viabilidad política, teniendo en cuenta la realidad del actual Estado de derecho y de la correlación de fuerzas políticas en este momento, así como el contexto jurídico-político de la Unión Europea que no admite ciertas derivas. Pero seguramente es de tener más en cuenta lo que llama “el riesgo interno”. Catalunya es una sociedad plural, y cada vez más, y no homogénea. Y un planteamiento secesionista de España la dividiría sin duda, seguramente por la mitad. Lo cual sería fatal para su presente y su futuro. Para intentar una mayor aceptación del sueño independentista, “como una mancha de aceite”, el énfasis que ahora se pone en el aspecto económico (el “expolio fiscal” de España) sobre el aspecto simplemente identitário, puede ser muy eficaz (por aquello de “la pela”) para penetrar en sectores no nacionalistas. Pero el “riesgo interno” de división social seguirá existiendo. Una ideología y unos sentimientos no se imponen, ni puede intentarse en una sociedad democrática; es propio de otros regímenes. Todo esto lo sabe muy bien Pujol, antes y después de su “auto revisionismo”. De aquí su constante “si, pero no” o “no, pero sí”. Pero esto, en el fondo –no de su sueño, sino de su realismo- viene a coincidir con el pensamiento del ex ministro y socialista catalán Joan Majó, cuando éste afirma que prefiere ser “una Baviera alemana que Dinamarca” ya que, visto desde Europa (de la que tiene larga experiencia), aquella tiene mucho más peso y posibilidades que la segunda. De aquí que propugne un Estado de corte federal, que es la doctrina de la izquierda. Convendría, tal vez, que, pese a las evidentes dificultades de un rumbo federalista, el ex president Pujol siga “revisionándose a si mismo” en esta línea.

Zapatero huye de sí mismo

Se dicen y se dirán tantas cosas sobre la anunciada retirada de Zapatero que, en el festival de la charlatanería político-mediática, se intentará confundir a la gente. Suele ocurrir siempre, lamentablemente, ante noticias de este calibre. Los políticos en busca de notoriedad y votos, los medios para aumentar audiencia y publicidad. Para los ciudadanos la cosa es simple y clara. Zapatero, esta vez, ha hecho caso a la voz de la calle: que se vaya. A la voz de la opinión pública expresada en las encuestas. A la voz de los millones de parados. A la voz de los que temen perder su puesto de trabajo. A la voz de los pensionistas que ven mermadas sus pensiones. A la voz de la economía en quiebra. A la voz de los que le votaron y están defraudados. A la voz de un futuro aun negro. Por esto, más que de una retirada, parece una huida. De los problemas reales, de los que ha creado y de los que están por venir. Y una fuga de sí mismo. Porque ya no es lo que era –con buenas intenciones equivocadas- en tiempos de la sonrisa y el talante, de las promesas fáciles, del redentorismo demagógico de los débiles y los marginados. Ya es otro. Ni el mismo se reconoce, obediente, forzosamente “sí o sí”, a los Botín y a las Merkel. Huye de sí mismo, porque le echan sus errores pasados, de novato, iluso o insensato, y la desbocada crisis de ahora, que no supo prever, ni admitir, ni controlar. Aunque –genio y figura hasta la sepultura- intente salvar la cara, perjudicando a su partido –dividido y desorientado- ante las próximas elecciones locales y autonómicas de mayo, y sin atreverse a adelantar las generales, que podrían clarificar el panorama, con lo que perjudica, también, al país, sometiéndolo en la interinidad y el desconcierto. Zapatero huye de sus errores, de los problemas y de sí mismo, pero no de su ego, que ahora revestirá de víctima propiciatoria en el altar de la salvación de todos los hijos de Eva. Que los dioses le oigan.