Comentarios y Análisis de Política

jueves, 22 de septiembre de 2011

¿'Reventar´ España o 'reventar' Catalunya?

Quiere "reventar España"... y es posible que esté "reventando" Catalunya. En más de cincuenta años de periodismo, nunca había escuchado -o quizás se me haya escapado?- una proclamación pública como esta de un destacado político catalán.
En una entrevista para TV3, Alfons López Tena, ex dirigente de CiU y ex miembro del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), actual diputado autonómico, respondió así a la pregunta del interés de su partido (SI) en `hacer política` en Madrid:
"El interés de ir a las Cortes españolas es para hacer política independentista, es decir, para reventar España desde dentro, para defender los intereses de Catalunya y hacer daño a los intereses españoles y utilizarlo como plataforma mediática de cara a los medios españoles y catalanes y a los internacionales".
Proclamaciones – ¿desafortunadas, fundamentalistas  o de mala fe? - como estas no dañan precisamente a España, sino que descalifican primeramente a su autor y éticamente le inhabilitan como político serio y solvente. Perjudican claramente al independentismo catalán –cuya legitimidad no se pone en duda- , y también al nacionalismo e incluso al catalanismo más arraigado. Dañan -"revientan"- a Catalunya.
López Tena debiera haber rectificado inmediatamente (no consta que lo haya hecho) de forma pública y contundente. No para desagraviar a toda esa España que no le gusta, como a tantos, y de la que desea impetuosamente marcharse, también como algunos. Ni siquiera por cortesía, por buena educación, o por  salvar su propio nombre y trayectoria, sino para no caer  bajo el peso de los improperios que le lloverán de todos los sitios y de los que ahora difícilmente podrá defenderse, ni amparándose en el socorrido victimismo.
Debiera haber rectificado –y pedir disculpas-  por los compañeros de su propia formación política, por la clase política catalana, de todas las formaciones, y para no perjudicar más los intereses catalanes que dice defender. ¿Qué reacciones no deben esperarse ahora de sus palabras en toda la amplia geografía hispana? ¿Cómo contestar a los feos y ataques  que se hacen a Catalunya y a los insultos que con frecuencia irritan la sensibilidad de la ciudadanía catalana, diversa y plural, pero responsable, ciertamente más que algunos de sus políticos?
La candidata socialista Carme Chacón afirma que, en la geografía española  hay dos clases de anticatalanismo "el de los ignorantes y el de los de mala fe". ¿Se podrá decir lo mismo de Catalunya, cuando por las mismas o similares causas, personajes como López Tena, proclaman sus 'malas intenciones'  respecto de España? Este señor se queda desprestigiado y en calzoncillos.
Así no se defiende a Catalunya ni los intereses de los catalanes. Así se cierran las puertas para las negociaciones, especialmente las del nuevo gobierno de Artur Mas. Así se mina toda posibilidad de Pacto Fiscal, tan necesario y deseado. Así, sólo de va a la confrontación, que no a la llamada "transición nacional" que dice abanderar el President catalán. Así, en el contexto de crisis que nos hunde a todos, sólo vamos al caos.
Así, se 'revienta', principalmente, Catalunya. Gracias, señor López...
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lunes, 19 de septiembre de 2011

Chacón se va a la guerra...


Carme Chacón se va a la guerra... ideológica y política. Y precisamente en Catalunya, su tierra, donde la cosa está que arde entre el fuego cruzado de "separadores" y "separatistas".
Justo ser proclamada  la ministra de Defensa, Carme Chacón, candidata del PSC por Barcelona en las elecciones generales del 20-N, ha empezado a disparar contra unos y contra otros, con el coraje que le caracteriza.
Cuando en la política catalana, el discurso "políticamente correcto", alentado por muchos próceres, es que los puentes con España se han roto definitivamente, la candidata socialista que ya ganó en las elecciones de 2008, vuelve a levantar la bandera del posible entendimiento entre Catalunya y España. Esta es su nueva batalla, en la que puede encontrar muchos más seguidores de lo que algunos creen o desearían creer.
En esa "tercera vía" en la que pretende situar el Partido Socialista de Catalunya -hace tiempo a la deriva- ante las elecciones generales del 20-N,  ha criticado el "anticatalanismo de la derecha reaccionaria" y el  "independentismo rupturista". Los que quieren "sacar Catalunya de España y los que quieren sacar España de Catalunya", afirma Chacón, " se retroalimentan" avalando un modelo de "fracaso y claudicación", que no era precisamente el del expresident Tarradellas, que cita como ejemplo de no claudicación.
En este momento caliente, el discurso de Chacón rompe esquemas demasiado instalados, más en la clase política y mediática, que en la real sociedad catalana, no exenta de contagio. Por esto ya está levantado reacciones contrarias, como la demagógica del president Artur Mas, cuando le acusa de "descubrir ahora un país que se llama Catalunya".
Evidentemente, la Catalunya de Artur Mas y la de Carme Chacón no es la misma. Pero ambos son catalanes, ciudadanos de una Catalunya diversa y plural, de la que nadie tiene derecho a apropiarse, como tantos abusivamente y desde posiciones distintas pretenden.
Después de las muchas guerras, desgraciadamente más cruentas, que, desde su ministerio de Defensa ha conocido en diversas partes del mundo, Carme Chacón ahora levanta su estandarte de concordia Catalunya-España, en la guerra ideológica y política que viviremos para intentar ganar las próximas elecciones generales en Catalunya, con claras  consecuencias para España.



viernes, 9 de septiembre de 2011

Del silenci al silenci

e-cartes de Daniel E. Jones (2003 - 2007)

De gran col·laborador a bon amic. Passant per un malentès inexplicable. D’un silenci temporal i dolorós a un silenci etern i irreparable.
I entre aquests dos silencis, l’alè d’uns missatges d’amistat i de col·laboració mútua. I uns fruits en converses llargues i en llibres i informes de tota mena. La seva mort sobtada estroncà una vida acadèmica plena de treball i d’il·lusió. I a mi em deixà sense un bon amic i col·laborador. I amb un munt d’idees interessants i de projectes a mig fer. Ja no ens veurem més a La Bodegueta, el nostre bar-restaurant d’intercanvi de punts de vista, de sincerament sobre la vida, les coses i les persones. El nostre despatx de disseny de propostes i de treball.
Aquest era el context dels últims anys de la nostra relació humana i acadèmica. Segurament, ni millor ni pitjor que moltes altres que el tenien sempre enfeinat. Daniel, generós, sempre estava disposat a col·laborar amb tothom. Li faltaven hores, al dia i a la nit.
Quan en les institucions universitàries no hi acabava de trobar l’encaix adient a les seves ambicions, o l’acollida plaent, segurament per la seva condició d’immigrant de parla castellana i d’escriptura catalana, i també pel seu tarannà forjat en l’estudi dur i solitari, vaig creure que era una gran oportunitat integrar-lo en el Centre d’Investigació de la Comunicació (CEDIC). I fer-ho respectant la seva personalitat, la seva manera de fer.
Amb la seva saviesa i el seu caràcter difícil. Simplement, oferint-li fer al CEDIC allò que durant molts anys venia fent per vocació, emplenant milers de fitxes de tots els documents que podia abastar i guardant-les en capses de sabates, en la solitud de casa seva, a Sitges. I a sobre amb l’ajut d’un equip de documentalistes i, a més, cobrant. Això li permeté fer el doctorat i, més tard, obtenir una plaça de professor titular a la universitat.
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Va ser un encert. Per a ell i per al Centre que jo dirigia. La seva tasca es va multiplicar, el va donar a conèixer arreu, i la seva obra fou un important patrimoni per al CEDIC i per a la comunitat d’investigadors del país i de fora.
Van ser gairebé deu anys d’estreta col·laboració. En tancar les portes el Centre –al qual Daniel E. Jones confessa que va dedicar el millor de la seva vida professional–, i segurament per les circumstàncies que van precipitar aquest tancament sobtat i inexplicable, es va produir un estrany malentès que el va dur a distanciar-se de mi amb un llarg temps de silenci que mai no vaig saber entendre.
Quan aquell silenci es va trencar, gràcies a un mutu sincerament, va començar una etapa molt rica d’amistat i de renovada col·laboració, fins que el silenci definitiu que se l’endugué ens posà de dol, a tants companys i amics de Daniel. He dubtat molt entre deixar perduts en l’ordinador els e-mails que em va enviar entre aquests dos silencis o publicar-los. (I publicar-los tal com ell els va escriure, sense cap altra esmena que les dels errors que s’esmunyen quan –com diu ell en un dels seus e-mails– s’escriu a rajateclat.) No descobreixen res de nou, però ajuden a conèixer la figura i la personalitat singulars de Daniel E. Jones, a qui ja s’han dedicat merescuts homenatges públics, articles i llibres.
Finalment, encertat o no, he decidit no deixar perdre en l’oblit aquests petits textos, més personals que acadèmics, sense altra pretensió que posar-los a l’abast dels afeccionats a buscar en els arxius i les biblioteques, interessats a arrodonir el seu coneixement del professor i amic que ens ha deixat. Però, sobretot, en agraïment al seu ajut i a la seva confiança.
Wifredo Espina

No perder el catalán ni el castellano

El catalán no debe, ni puede, perderse en Cataluña. Tampoco el castellano. La desaparición, o disminución  en el conocimiento, el uso o la calidad de uno de esos idiomas, sería nefasto para los ciudadanos y para la sociedad catalana.

Para los ciudadanos, porque les restaría posibilidades actuales y futuras; afectaría a sus derechos personales. Para la sociedad catalana, porque repercutiría negativamente en su convivencia y le restaría personalidad. Es una sociedad básica e históricamente bilingüe, pero con una acusada personalidad propia.

Los problemas, en esta cuestión, no están tanto en la calle como en la política; principalmente en los políticos, que han encontrado en este tema harto sensible un arma emocional e ideológica de movilización social y de confrontación política. Usar la lengua como arma política, lo haga quien lo haga, es bastante miserable.

El ciudadano de Catalunya, cualquiera que sea su origen, sabe que no dominar razonablemente la lengua catalana, le hace sentirse un tanto extraño en su tierra y con menos oportunidades de relación y promoción. Como le ocurre al que no domina el castellano. Cada vez se exige más saber el catalán en el mundo laboral, principalmente en el funcionarial. Pero quien no se desenvuelve con soltura en castellano encuentra aun mayores dificultades.

Esto en el terreno práctico. La, para algunos, denostada "inmersión lingüística" ha cumplido un papel relevante y beneficioso en el conocimiento del catalán, sobretodo para los procedentes de fuera y principalmente sus hijos, como también par los sólo castellanohablantes.
Los fallos del sistema han venido de la forma a menudo excluyente de su aplicación. Es decir, cuando en la práctica, el catalán ha sido considerado rigurosamente "preferente" y el castellano casi como de segunda y sin la atención debida a las personas.

Estos errores se pagan, especialmente cuando, de hecho, el contexto social es bilingüe y se desarrolla con bastante normalidad. Y las reacciones, desde dentro y desde fuera, a esos errores, suelen ser problemáticas y, si alguien aprovecha el conflicto, sectaria o partidistamente, se dramatizan, al menos en los foros públicos de la verborrea política i mediática.

Que el catalán, como lengua más propia en Catalunya, histórica y socialmente, lleva en sí misma un plus de legitimidad por cuanto representa más idóneamente una forma de ser y sentir, y de expresar una personalidad –que es la función de un idioma- , es decir, es más fiel expresión de su alma personal y colectiva, merece una protección especial, en un contexto de globalización despersonalizadora y tras décadas de duras dificultades, es lógico y no puede negarse. Lo malo seria hacerlo en detrimento de los derechos de los no catalanohablantes, que también son ciudadanos de Catalunya y cada vez más numerosos.

De aquí, el sentido del necesario equilibrio a la hora de afrontar en el día a día esta cuestión, que no es tanto jurídica ni política, como de buena voluntad y sentido común. Vahiculares o no (el nombre es lo de menos), las dos lenguas deben ser correctamente conocidas El principio de que el conocimiento de las dos lenguas es integrador, en un país realmente bilingüe, parece el más válido y un enriquecimiento personal de la ciudadanía, y colectivamente cohesionador. Y no ha de suponer atentar contra ninguna esencia patria, como sí podría serlo imponer, contra la voluntad de las personas, un idioma también de uso corriente –por tanto, también propio – aunque histórica y socialmente no tan propio.

Los pueblos tienen alma y un idioma idóneo para expresarla, pero no siempre un único idioma. La esencia de los pueblos es su alma, no el instrumento para expresarla. Aquella es más rica e íntima.