La aspiración soberanista de parte de Catalunya es
legítima, pero opino que la actitud de su president Artur Mas es desleal y
contradictoria.
Es legítimo el derecho de un colectivo a expresar su
opinión, sus deseos y su voluntad. Incluso a decidir sobre ello por los cauces
democráticos establecidos. En este caso, además de legítimo, sería legal.
Pero el president Mas, que dice defender este
derecho, en realidad lo perjudica. Lo perjudica porque hace trampa.
Primero, porque mientras por un lado defiende este
derecho de los ciudadanos a ser consultados, por otro lado ya se pronuncia y
hace campaña para la independencia. Juega con doble baraja.
Juega con la baraja de defender un derecho en
abstracto, para intentar recoger así adhesiones, pues a nadie gusta renunciar a
un derecho (el que sea), y la baraja de pronunciarse ya por la independencia,
que en si misma es una opción legítima, pero que puede no ser compartida por
todos, y la forma de conseguirla puede no ser legal e incluso ser perjudicial
para la convivencia.
¿Se defiende el derecho a ser consultado y a decidir
entre varias opciones, posición ampliamente mayoritaria, o a proclamar la independencia
como sea, “sí o si”, ya mucho más minoritaria?
Segundo. Hace trampa, también, con su
deslealtad Artur Mas es desleal al
cargo que ostenta y lo es a sí mismo.
La Generalitat es parte del Estado y su presidente
el representante ordinario del Estado en Catalunya. Propugnar la secesión de
una parte del Estado desde dentro del propio Estado y valiéndose de sus
instrumentos, es una clara deslealtad institucional.
Y proponerse incumplir o tergiversar el sentido de la
Constitución, masivamente votada por los catalanes y prometida o jurada por el
propio Artur Mas al tomar posesión de la presidencia de la Generalitat, es otra
deslealtad a la ciudadanía que la refrendó y a sí mismo como persona y como
president. Para poder hacer esto legítima y honestamente, debería dimitir antes
del alto cargo que ostenta y defender sus nuevas pretensiones como un ciudadano
y un político de base. No investido de la púrpura de la presidencia ni con el
dinero de todos los contribuyentes.
Este es el marco de la legitimidad, de la legalidad,
de la coherencia y de la honestidad en el que cabe moverse en la vida política
institucional. Fuera de este marco, el campo es mucho más amplio, pero antes
hay que renunciar a las prebendas y esperar que la ciudadana, democráticamente,
te las vuelva a otorgar.
Jugar con doble baraja, con trampa, es
desprestigiarse y desprestigiar la legítima causa por la que se lucha. Artur
Mas -con perdón- se desacredita y perjudica a Catalunya.