Comentarios y Análisis de Política

domingo, 21 de diciembre de 2014

Joc brut de Mas i Junqueras


     El seu comú objectiu independentista és legítim, però el seu joc polític al voltant d'aquest objectiu és bastant brut, en el sentit de partidista i trampós.

     Invoquen a cada moment l'interès "del país" i després es descobreix que l'interès és el seu o del seu partit. Tots dos volen manar, però com dir-ho així no queda bé, ho vesteixen de retòrica i estratègia.

     No juguen net de cara als ciutadans catalans, ni entre ells mateixos.

     Cap d'ells, ni els dos junts, estan legitimats per a parlar en nom del país, de tot el país. Ni en base a les eleccions passades ni recolzant-se en les enquestes. Ni les urnes, fins ara, han donat una gran majoria al independentisme, i menys encara les enquestes més solvents.

   Tot és desig i mobilització entusiasta de molts, moltíssims, però no arriben ni a la meitat de la població. Això no autoritza a parlar en nom de tot el país. Fer-ho no és lleial amb el propi país, del qual orgullosament se senten redemptors.

   Deixem a part la deslleialtat amb l'Estat de dret vigent, que ja és deixar !. Es presenten com a líders d'un desig ciutadà general, quan el més que es  pot dir és que està molt generalitzat. Però la ciutadania és més àmplia i aquesta no s'ha expressat. No es pot, doncs, usurpar la seva representativitat. Quan ho faci –s’expressi de forma lliure, clara i molt majoritàriament- estarem en un altre escenari.

    Mentrestant, en nom d'aquest fort i ampli desig-ficció, juguen a liderar a tota la ciutadania. Fins i tot a repartir-se un futurible poder. I, a més de confondre i enganyar el país -que tant estimen! - es fan trampes i la traveta entre ells.

     Artur Mas vol anar cap a la independència a través d'un estrany i complicat procés electoral amb una "llista única" dels partits sobiranistes -congelant la seva identitat-, que dissimularia el seu fracàs de govern i el mantindria en el poder, que és el que importa, segons sembla.

     Junqueras vol que cada partit presenti la seva pròpia llista, la qual cosa és més integradora de la diversitat social catalana, reivindicant cadascuna la independència en el seu programa. Sap que això li donaria avantatge per arribar al poder, doncs el seu partit, ERC, podria quedar primer, ja que en la campanya electoral, a més de posar l'accent en el tema social, en contra de les retallades de Mas, es demarcaria del fracàs governamental de CiU i dels seus escandalosos casos de corrupció.

     Estem, per tant, davant d'una confrontació partidista i personal. Encara que ho pretenguin dissimular en un genèric "interès de país". Una política de baixos vols, estratègica, deslleial amb la ciutadania i entre ells. No és d'estranyar, per tant, que sondejos recents apuntin un desinflament del fervor separatista en alguns àmbits més tebis.

    I és que aquest procés de joc poc net i de deslleialtats múltiples no és el millor camí per arribar a fer realitat el legítim desig, més o menys generalitzat, de la independència de Catalunya.

domingo, 7 de diciembre de 2014

La denuncia de Josep Cun


       En una sola frase  Josep Cuní ha descrito, definido y ridiculizado la actual política catalana. “La nueva política catalana –escribe- tiene mucho de representación y poco de realidad” (LaVanguardia). Esto, dicho por un gran profesional del periodismo que, desde muchos años, vive inmerso en las cuestiones de la actualidad política y en diálogo constante con  sus protagonistas, tiene una importancia testimonial de primer orden.
   Probablemente, el acierto de esta frase se deba a que su autor, también forma parte de esta escenificación que denuncia. Profesionalmente, se mueve en la misma escena de la representación y contribuye a que se desarrolle y a que el publico la contemple en directo. Esta complicidad, manteniendo las debidas distancias, da mayor credibilidad a su afirmación. Y es grave esta constatación de que estamos en una política de teatro.
   Hay una realidad social y una escenificación. Aquella es la que vive la ciudadanía, la que la gente palpa, siente y desea. La segunda, la que claman y gesticulan en el escenario político unos actores que juegan su juego, pactan o disputan entre ellos, se imaginan o inventan, según sus intereses partidistas o personales, y en lugar de afanarse en reflejar la realidad en su conjunto, la parcelan y  manipulan.
   Y una vez parcelada y manipulada, escriben un guión o varios, para presentar la virtualidad de su imaginario como si fueran los intereses reales y prioritarios de los ciudadanos. Y en este esfuerzo gastan las energías que debieran emplear en resolver los problemas de la sociedad. Y, a veces, para mayor escarnio, a sus guiones prefabricados les llaman programas de los intereses de país.
   Consumada, así,  la obscenidad de confundir “el pais” con su imaginario partidista, se lanzan a la captura de los despistados y discrepantes, intentando imponer al todo lo que solamente representa a una parte. Con este gesto totalizador pretenden secuestrar la diversidad y pluralidad de la sociedad catalana.
   Desde el escenario del poder o de la representatividad nominal que las urnas dieran a unos partidos escasamente democráticos, escenifican una representación teatral que los medios públicos, los subvencionados y los interesados se encargan de acreditar, mangificar y popularizar. Entonces, la calle indignada y cabrada  por tantos problemas, debidamente dirigida y adoctrinada, se moviliza bajo el estandarte de cuatro tópicos bien aderezados.
   Y el círculo se cierra apelando al mandato de la calle, lo que antes se proclamó generosamente desde los púlpitos sacralizados. “Mucho de representación y poco de realidad”, como Josep  Cuní ha descrito, definido y ridiculizado la actual política catalana. Demasiada farsa.


miércoles, 3 de diciembre de 2014

El discurso que no saben hacer ni PP ni PSO


     El atractivo discurso que ayer hizo Oriol Junqueras, líder de Esquerra Republicana de Catalunya, a favor de la independencia de Catalunya, no lo saben hacer ni el PP ni el PSOE a favor de la unidad de Espanya. Como tampoco Artur Mas en defensa, también, de la secesión catalana.
   Sin un papel, sin atril, a cuerpo, Juqueras desarrolló, durante una hora, una argumentación mucho más viva y atrayente que la pormenorizada conferencia del president Mas hace una semana. El objetivo era el mismo: una Catalunya independiente. Los caminos y las estrategias diferentes, casi contrapuestas.
   Una simple frase del republicano lo resume bien: "Hay una unidad que es la de todos, que nos parece más valiosa que la unidad de unos cuantos". Artur Mas, busca la unidad de unos cuantos, los convencidos, para imponerla a todos. Oriol Junqueras hace pedagogía y propaganda para que todos se sientan interesados en esta unidad.  Para ambos, la unidad -más fictícia o real- ha de servir para llegar a un Estado catalán independiente.
   Los dos discursos parten de la desafección de Catalunya respecto de Espanya, del conocido victimismo, y prometen el paraiso de un país libre y nuevo. Más que números, se exhiben sobretodo incomprensiones, resentimientos y sentimientos. Todo trufado de romanticismo y populismo. Y con el anzuelo de una visión simplificada de unas cuantas cifras para abrir el apetito y la esperanza.
   Junqueras, sabe elevar las anécdotas reales a catagorías creibles. Lo cual llega más fácilmente al gran público que la oratoria, impecable y alambicada, de Mas. Este, tiene las limitaciones de ostentar el poder, Junqueras la libertad total de estar en la oposición.
    Es la ventaja, no se olvide, de estar en una  democracia y un Estado de derecho, que amparan esta gran libertad de expresión y de manifestación, además del pluralismo –reflejo de la diversidad social-  que hay que preservar y no restringir, como parecen pretender ciertas propuesta de listas electorales únicas. La unificación de partidos, que supuso su eliminación, ya la hemos vivido en tiempos felizmante superados.
   La propuesta de Oriol Junqueras quiere ser más incluyente de los distintos intereses, sensibilidades i sectores sociales. “La unidad de todos”, pide, en contraposición a la de Artur Mas,“la unidad de unos quantos”. El president Mas da la impresión de querer ganar tiempo y así poder agotar su legislatura, y está en su derecho.
    El republicano Junqueras, tiene prisa y es más contundente: la proclamación unilateral de la independencia lo antes posible. Si es posible mañana, pues mañana mismo. No perder ya más tiempo porque va en contra del bienestar y la felicidad de todos los catalanes, que, libres de la mordaza y el expólio del Estado, sabrán contruir un país con mayor bienestar, más justo y sin corrupción...
    Por esto, todos deben sentirse llamados a construir y a disfrutar de este país de ensueño. Ricos y pobres, autóctonos y venidos de fuera, independentistas convencidos, los que dudan y los que no lo son. Una vez proclamada la independencia unilateralmete –con un golpe de mano plebiscitario-,. ya todos se subirán al carro por la cuenta que les tiene. Nadie querrà quedarse al margen de esta Arcadia feliz. És la gran ventaja de ser independientes. El objetivo de todos -los que no sean miopes- es proclamarla ya. Después, solo después, se podrá negociar “de igual a igual” con el Estado.
    Prentender negociar siendo sólo una parte de un todo, a la que ni se hace caso, es perder el tiempo, es de poco menos que tontos. La unidad estatal –viene a decir- solo perjudica a los catalanes; y nadie les ha convenido de lo contrario, ni el PP ni el PSOE. El discurso, hábil, directo  y táctico, de Junqueras es el que, en defensa de la unidad, no han sabido -ni saben- hacer ni el PP ni el PSOE, con su visión centralista y excluyente.
   No hay, pues, que perder más tiempo, pide Junqueras, que clama por una República Independiente de Catalunya:“!O ahora o nunca!”