Ahora
Felipe González ha declarado que "me siento engañado; Sánchez me dijo que
se iba a abstener en la segunda votación". Con lo cual se habria
desbloqueado el nombramiento de Gobierno, que resulta tan perjudicial para la
marcha del país. Sánchez no lo ha desmentido, y ha echado la culpa al partido.
Todos recordamos su reiterado "no es no", de chulo de barrio. Falta
de categoría y de palabra.
Cuando Jordi Pujol confesó publicamente su grave y
persistente irregularidad con Hacienda,
que explicó con una historieta poco creible, su sucesor y delfín Artur Mas, se
apresuró a ensañarse contra su "padre político", quitándole honores y sueldo, seguramente para distanciarse de
quien se lo debia todo, y salvar asi su carrera política. !Qué falta de reconocimiento
y que exceso de egoismo!
Cuando los
presidentes Mas y Puigdemont, los representantes ordinarios del Estado en
Catalunya, para lo cual deben acatar y hacer acatar, según prometieron, las
leyes democráticamente aprobadas, se revelan contra el Estado y desafian sus
normas básicas, en virtud de las cuales ostentan su cargos en la Generaliat, evidéncian
una falta descomunal de lealtad, a cuya romeria, además, convocan e intentan
sumar a todos los ciudadanos, para lo cual utilizan todos los medios que,
contrariamente, son para gobernar. ¿A como se llama eso, si no es prevaricar?
La falta
de nobleza es uno de los peores males de muchos políticos actuales. De la
derecha y de la izquierda, de la vieja y de la llamada nueva política (los sin
corbata y con pantalones rajados).
Nobleza,
como es sabido, quiere decir honradez, honestidad, sinceridad, desinterés,
altruismo, lealtad, generosidad... ! Dios, qué políticos, qué servidores del
bien público nos henos dado! Líbranos de todo mal... Amén.
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