Ahora, parece que se trata de ponerle una trampa al Rey. Como se hizo con Rajoy, y en la que este torpemente cayó. Veremos que pasa en el caso del Rey.
De Artur Mas se podrán decir muchas cosas, pero no
se le pueden negar altas dosis de habilidad y coraje, adobado con cierto
cinismo. Ahora mismo tiene en vilo a
toda Espamya con su desafío independentista, siendo él, como es
constitucionalmente, el representante ordinario del Estado en Catalunya. ¡Quién
lo diría!.
Con su socio republicano, el claro y contundente
Oriol Junqueras, con quien se ha confabulado para gobernar y llevar a los
catalanes a la independencia, ha iniciado la arriesgada andadura con una
unilateral y radical declaración soberanista. El texto que han suscrito,
que proclama a Catalunya un “sujeto
político y jurídico soberano”, fija que su objetivo es constituir "un
nuevo Estado". Esto puede ser legítimo, pero no es legal si no se cambia
antes la Constitución, como propugna el PSC, partidario del federalismo.
Y la pretensión de Mas y Junqueras es que el
Parlament haga suya esta declaración, cosa que posiblemente conseguirán por
mayoria de votos, con alguna modificación formal, pese a que los demás partidos
ya se han declarados abiertamente contrarios, por distintas razones. Y una vez
hecha suya oficialmente por el Parlament, ¿qué?.
Pues muy sencillo, se esgrimirá como “la expresión
democrática” de la voluntad del pueblo. Como se hizo con el “Pacto fiscal” que
el president Mas entregó a Rajoy, no con la intención de negociarlo -pues en
sus términos era legalmente
innegociable- sino de provocar un “no” de La Moncloa. Y lo logró,
presentándolo luego como “un portazo” inadmisible y humillante. Pero resulta
que este “no procede”, expresado por Rajoy, fue un pretexto perfecto para
anticipar en más de dos años las elecciones catalanas (pese a tener el
“Gobierno de los mejores”) y hacer suya, en un cambio de tercio, la demanda
mayoritaria de la gran manifestación independentista de La Diada, nutrida
también, entre otras cosas, por el descontento social por los recortes (de
Zapatero, Rajoy y Mas), como ha dicho Joan Herrera, líder de Iniciativa, que no
deja de advertir que lo urgente ahora es el problema económico y social de los
ciudadanos.
Y ya no se ha hablado más del famoso “Pacto fiscal” -que
se alegaba era la voluntad popular- ni de negociar una sustancial mejora del
financiamiento económico para Catalunya, que propugnan el PSC, Ciutadans y el
PPC. Ahora solo se persigue la ruptura, salir de Espanya tras un premeditado y
ruidoso “choque de trenes” proclamado hace tiempo, sin calcular ni explicar las
consecuencias.
Juntar un crisis económica tan grave como la que vivimos,
con un desafío de ruptura política es una grave irresponsabilidad, por más que
esta pretensión pueda ser legítima y por las vías adecuadas. CiU ha enterrado
el “seny” (ponderación) de los tiempos buenos de su fundador Jordi Pujol, para
emborracharse de “rauxa” (actitud locoide) de un Artur Mas, que fue
precisamente quien una noche (con
nocturnidad) negoció a la baja con Zapatero el nuevo Estatut, del que
Maragall luego se arrepintió reconociendo que antes había que haberse
modificado la Constitución y no intentar reventarla desde dentro.
Ahora Mas se empeña en liderar la radicalidad
separatista, pese al varapalo personal y político en las últimas elecciones, en
que quemó su ansias mesiánicas y, además, perdió doce diputados para su
partido. Y de poder gobernar sin demasiados problemas, ha pasado a tener que
echarse en brazos de la ERC de Junqueras, para seguir gobernando, atado de pies
y manos, por esta formación política, en la que muchos votantes han trasladado
por coherencia la confianza que han negado a Mas en las urnas.
Pero Mas no se rinde. No es su estilo. Y así, ya pide
reunirse con el Rey para entregarle la declaración de soberanía para la
independencia, una vez haya sido adoptada por mayoría de votos en el Parlament.
La nueva cita con Rajoy vendrá después. Jugada maestra.
Como el Rey no podrá aceptar su propuesta o
petición, ya que no está en su mano, pues política y jurídicamente no le
corresponde, Artur Mas, en su proclamada voluntad de agotar las vias de diálogo
(dice), ya podrá esgrimir otro “no”, otro “portazo” inadmisible y humillante.
El victimismo, otra vez. Todo a punto para, “democráticamente”, una hipotética
proclamación unilateral y solemne de independencia. Nuevamente, la habilidad,
coraje y dosis de cinismo de Artur Mas habrá sutido el efecto deseado por el
nacionalismo más radical, el de la ruptura.
Al Rey ya se le habrá tendido la trampa. ¿Se dejarà
atrapar?
Felicitats Senyor Espina.
ResponderEliminarSort que algú pensa!!!.....
Lluis-català ben confòs!!-
Vergonya se'n haurien de donar tant en Mas con en Duran; vergonya. Estan jugant amb tots nosaltres a base de frases confoses entre ells a veure qui fa més ús de les expressions d'en Goleman. El meu pare té la mateixa edat de vostè, i ja no li podem parlar de totes aquestes coses perque es posa trist al veure que ha perdut una terra que estimava al sentir totes aquestes declaracions dinteressos partidistes que només amagen coses massa gruixudes........Es molt difícil que una persona que hagi estimat sempre Catalunya no es posi trista al sentir a aquest tipus de persones
ResponderEliminarLluis