Comentarios y Análisis de Política

sábado, 29 de enero de 2011

Una lucha de ombligos

Es una lucha de ombligos, en el fondo. Más cerca de lo visceral y emocional que de lo cerebral y racional. Los nacionalismos no matizados son excluyentes y se repelen.

En el nuevo resurgimiento –irresponsablemente espoleado desde ambos lados- de los dos grandes nacionalismos que, principalmente, han marcado, y siguen marcando, una historia secular común, prevalecen lo emotivo y los intereses. En sus expresiones extremas, el catalanismo y el españolismo son irreconciliables.

Son expresiones de miradas cortas, en el tiempo y en el espacio, de dos idiosincrasias distintas y que se empecinan en encerrarse en si mismas, en no reconocer la realidad en que, pese a todo, conviven y, seguramente, seguirán conviviendo. Lo cual les lleva al empobrecimiento, real e inevitable, y a la mutua crispación odiosa y estéril.

El imperialista empeño, en el fondo fracasado, de uno (el españolismo), en dominar al otro, y el de éste (el catalanismo) en cambiar a aquél (“cambiar España”), también imposible, solo tiene dos salidas: conocerse más y convivir mejor, o el enfrentamiento radical, hasta la ruptura, prácticamente inviable y sin duda gravemente traumática para todos.

La sensatez ciudadana colectiva –no aceptable, naturalmente, por las dos posiciones extremas- está en ensanchar socialmente las posiciones moderadas y reconducir el debate hacia el diálogo de “los distintos”, que posibilite su conocimiento, comprensión, respeto y colaboración.

Es una labor de la sociedad – de la ciudadanía mayoritaria y de sus líderes sociales naturales y de sus cabezas pensantes- para no dejarse arrastrar por los discursos (generalmente, verbales) minoritarios y radicales, de ambos lados, de políticos visionarios o interesados, y de medios sectarios o intrumentaliazados por fuerzas o movimientos políticos, lícitos y compresibles, pero más ombliguistas que razonables.

En el fondo, cada uno quiere tener, y ser, “el kilómetro cero” de todo.

jueves, 27 de enero de 2011

Mas...tranquilidad para ZP y Rajoy

“Catalunya sin referéndum” titulé un artículo, antes de las elecciones, a la vista de las encuestas catalanas. Justo conocer el resultado, muy favorable a Convergència i Unió, publiqué otro titulado “Regresa el pujolismo”. Este de hoy podría titularse de dos maneras: “Más tranquilidad para Zapatero y Rajoy” o “Mas, tranquilidad para Zapatero y Rajoy”, que significan lo mismo.
Y es que en Catalunya, asistía una enorme ansia de mayor tranquilidad y seguridad, Por esto, los ciudadanos, necesitados de sobrevivir a los estragos de la crisis económica y hartos de crispación y experimentos con el Tripartito, en las urnas han aparcado muchas ideologías y han votado mayoritariamente a una fuerza política moderada y con larga experiencia de gobierno. Este es el secreto de lo ocurrido. Y esto es lo que se le pide y espera del nuevo president Artur Mas, que parece haber entendido el mensaje de la ciudadanía. Ya antes de la cita electoral, con habilidad y prudencia, proclamó como su gran prioridad la salida de la crisis, y limó las aristas de sus reivindicaciones nacionalistas. La pretensión de lograr un Concierto, a la vasca, fue reconducida a un esfuerzo de conseguir un Pacto económico con el Estado. Y la promesa de llegar, algún dia, a un Referéndum de autodeterminación se fue convirtiendo en voluntad de abrir un “proceso” de “transición nacional” en las relaciones futuras entre Catalunya y España. Todo ello supeditado a la dificilísima salida de la crisis. Con la ayuda de un acuerdo de investidura con el Partido Socialista, estrechamente vinculado al PSOE estatal, Artur Mas, que en toda la campaña prometió “el cambio”, es ya president de la Generalitat y “tiene cuatro difíciles años por delante, con un severo contexto de crisis económica y social, para enderezar la nave catalana” (ForumLibertas) Es inexcusable, por tanto, esta prioridad, empezando por generar confianza. Pero, pese a este pacto con el PSC, el líder convergente, delfín de Jordi Pujol, en su investidura ha insistido en no cerrar puertas al PP y a ERC, sin embargo, como CiU (según reconoce Tribuna Digital) , “no tiene ningún interés en dar oxígeno a ERC, a la que hace culpable de su paso a la oposición (pese a haber tenido más votos en las dos legislaturas anteriores), solo se plantearan escenarios de entendimiento frecuente con los populares en el caso de que sean los conservadores quienes gobiernen en Madrid”. Con lo que, concluye el diario nacionalista Tribuna Catalana, “la agitación política, y quizás también el eje nacional catalán, pasan por ahora a mejor vida”. Lo dicho: Artur, más tranquilidad para Zapatero y para Rajoy.

domingo, 16 de enero de 2011

CNN+: Una mala noticia

Evidentemente, la desaparición de CNN+ es una mala noticia. Porque es el cierre de una ventana de información y de opinión. La libertad “de prensa”, como suele decirse genéricamente, no existe en si misma, sino  que reside en la pluralidad de medios de comunicación. En su diversidad encontramos la libertad. Ningún medio monopoliza la libertad, ésta se manifiesta en la suma de las parciales libertades de los distintos medios, en su pluralidad diversificada.
El cierre de un medio siempre suele significar una merma de esa pluralidad y, por tanto, de la libertad de expresión, piedra clave de una democracia. No importa su signo ideológico. Se nos dice, por la propia empresa, que CNN + desaparece porque no es económicamente viable. No es la primera vez, ni será la última, en que esto ocurre en un sistema de libre mercado. Lo que llama la atención es que no sea rentable un medio, como este, que ha sido considerado de cierta calidad, sobre todo en relación al lamentable nivel general televisivo. De aquí la pregunta de si hay que aceptar, sin más, que calidad y comercialidad son incompatibles; tema a estudiar con más profundidad.
Detrás de las cifras, sin embargo, siempre hay alguna explicación, más o menos verosímil. No pocos medios considerados de “calidad” han perecido. Y es que conviene no confundir  “calidad” con la simple calidad formal; es decir, de estilo, de firmas, de secciones interesantes...Cuenta, también, la calidad en la objetividad y en la imparcialidad, a la hora de informar y de opinar. Esto pesa mucho para tener más o menos audiéncia. Y el canal CNN+ era notablemente sesgado a la hora de informar y opinar. Y cuando esta decantación está en la línea gubernamental -sobre todo si el prestigio del gobierno está en baja-, cuando generalmente los medios suelen actuar de contrapoder gubernamental, no es de extrañar su escasa audiencia, que comporta baja publicidad, y, por tanto, inviabilidad económca.
No tienen consistencia objetiva los interesados lamentos, que se vierten, en el sentido de que “los condicionantes económicos y de audiencia obliguen a hacer desaparecer este canal, sobre todo, siendo un medio progresista” y “dada la proximidad de la celebración de elecciones autonómicas y municipales”. Esto es confundir las cosas. Una cosa es la libertad de información y de expresión, y otra la libertad de opciones ideológicas y políticas. Ambas conforman el juego democrático. Pero aquí, hablamos sólo de “libertad de prensa”. Y en este sentido, el cierre de CNN+ es, evidentemente, una mala notícia

domingo, 9 de enero de 2011

Nuevo diálogo Catalunya-España

España es plural y Catalunya es plural. Y en su pluralidad, España tiene una identidad. Como Catalunya tiene una identidad, en su pluralidad y dentro de la pluralidad estatal. Si se reconoce este hecho real de identidades y pluralidades, será posible entenderse y convivir en paz y progreso. De lo contrario, la tensión será permanente y bloqueadora para ambas.

Artur Mas, nuevo presidente de Catalunya, ha vuelto a suscitar la cuestión, en su discurso de fin de año. Lo ha hecho de forma reivindicativa y apelando a las emociones. Pero ha reconocido, de alguna manera, este juego de identidades y pluralidades. Esto puede abrir un camino para un nuevo diálogo Catalunya-España, después de los históricos fracasos en este sentido. Ha reconocido expresamente que Catalunya acumula “sensibilidades culturales o nacionales diferentes o mezcladas". Y que estamos en "una democracia consolidada que compartimos con el resto del Estado". Sobre este telón de fondo, reabrir un diálogo fructífero es posible y necesario, como se he intentado otras veces. Diálogo que, como en otras ocasiones, deberían iniciar los intelectuales, como viene insistiendo, entre otros, el fino pensador y escritor catalán que es Josep Maria Puigjener.

Se trata, para comenzar, de conocerse más. De que castellanos y catalanes empecemos soltando el lastre de tantos tópicos, históricos y actuales, que impiden, a unos y a otros, vernos como realmente somos. Y, después, desde los respectivos puntos de vista, esforzarnos por entender la forma de ser de unosde otros. Y desde aquí, meterno en la piel - histórica, cultural, de mentalidad e idiosincrasia- del otro. Durante algunos años -lo comprobé personalmente viviendo en Madrid-ser catalán era especialmente valorado, casi como un mérito, por todos; casi equivalía a poseer un cierto"master" en seriedad, trabajo y rigor. Años después (quizás en el último mandato de Jordi Pujol) se fue perdiendo.

Entonces, aparecieron las mutuas campañasmediático-políticas de animadversión, que rápidamente se fueron generalizando por diversos motivos atribuibles a todos.

Remontar esto no será fácil, pero hay que volver a intentarlo, de buena fe y con buena voluntad. Con absoluta sinceridad por ambas partes. Sin que nadie crea que debe convencer o imponerse al otro. Fueron ridículos aquellos proyectos de organizar comisiones y caravanas político-culturales catalanas para recorrer la geografía española para "dar a conocer Cataluña". Y, además de ridículos, contraproducentes y un costoso fracasado. No es eso.

Pienso que en esos encuentros, que reclamo, de intelectuales de alto nivel de catalanes y castellanos, y en los planteamientos que se hagan en los debates mediáticos, las cuestiones debían ponerse con toda su crudeza sobre la mesa, y analizarlas lo más objetiva y fríamente posible por todos los interlocutores. Sin afán de superioridad de nadie, sin prejuicios y sin pretensiones que vayan, de momento, más allá de conocernos mejor, en lo bueno y lo malo, y analizarlo desapasionadamente, en sus raíces, causa y efectos. En este primer gran intento, los políticos debían quedar al margen todo lo posible.

El campo de encuentro debiera ser el intelectual y de los expertos, sin militancias activas Y no estaría de más que se empezara poniendo sobre la mesa, o en la picota, para su contraste y un análisis en profundidad, algunas de las afirmaciones que el presidente Artur Mas ha introducido en su discurso. Por ejemplo, las tres siguientes, sin duda polémicas y de hondo alcance intelectual y político:

- “Las incertidumbres y las amenazas también se ciernen sobre nuestra realidad nacional catalana. La incomprensión, y más de una vez hostilidad, a nuestra personalidad colectiva y nuestra identidad cultural y lingüística deberían haber quedado definitivamente superadasen una democracia consolidada como la que compartimos con el resto del Estado".

- “Cualquier aspiración de más autogobierno es presentada como un privilegio; cualquier demanda de un trato fiscal más justo es rápidamente calificada de poco solidaria; cualquier acción de afirmación de nuestra cultura o nuestra lengua es catalogada como un afán de encerrarse en nosotros mismos como si fuéramos un pueblo de mentalidad provinciana”.

- “Cataluña desea más autogobierno porque quiere la libertad; Cataluña aspira a un trato fiscal más justo porque valora el esfuerzo; Catalunya sabe que su identidad se fundamenta sobre todo en su cultura, y a la vez tiene un afán permanente de proyectarse y darse a conocer de puertas afuera”.

¿Algunos pensadores y expertos, de uno y otro lado, recogerán el guante, para debatir esto y más, sin prejuicios de nadie, y con serenidad, razonamientos y profundidad?