Comentarios y Análisis de Política

sábado, 27 de septiembre de 2014

Gol de Mas al Estado


 

 

 

 

 
                                                                                                                                                                     
El president Artur Mas ha marcado un gol al Estado con la solemne convocatoria, con visos de legalidad, de la Consulta de autodeterminación de Catalunya. Después, el árbitro constitucional podrá anularlo -como todo hace prever-,  pero ya nadie podrá borrar su primer impacto psicológico y político en la sociedad catalana y española.

Pocas horas antes de que el presidente catalán, en su decidido, hábil y temerario desafío al Estado, firmara la convocatoria de la famosa Consulta, su 'padre político', Jordi Pujol ha tenido que sufrir un calvario de acusaciones, en forma de preguntas, de todos los grupos parlamentarios catalanes, incluido el del partido que fundó y llevó al poder durante veintitrés años. La unidad no es tan compacta, como se quiere presentar.

Le tenían ganas, los líderes políticos que intervinieron, al expresidentes Pujol en su comparecencia en el Parlament. La sesión, que comenzó con una especie de historieta familiar de estar por casa, para explicar la procedencia de unos millones no declarados en el extranjero, subió de tono en las preguntas de algunos de los grupos y en la réplica de un Pujol especialmente airado que, como autodefensa, se permitió  reñir a todos, tras declararse inocente de toda corrupción:"yo no he sido un político corrupto".

Las preguntas, que iban al fondo de la cuestión pero formuladas de forma acusatoria e hiriente, a veces parecían más un linchamiento del mítico personaje caído, fundador del nuevo catalanismo y motor de la modernización de la Catalunya autonómica, que de buscar la verdad objetiva por oscura y rocambolesca que esta pueda ser. Al gran mito que iba a figurar en letras de oro en la historia, se le negaba todo reconocimiento y consideración, incluso más matizadamente por los suyos.

Un espectáculo penoso que no ha aportado nada sustancial al esclarecimiento de la cuestión de fondo: el confesado fraude fiscal por muchos millones ocultos durante más de treinta años, su verdadera procedencia y los tejemanejes y  extraños negocios familiares. Más bien, ha evidenciado la amplitud y complejidad del tema, que puede tener muchas complicidades.  Y al no ser  contestadas, como procedía, por el protagonista las preguntas básicas que se le formularon, las sospechas seguirán sin esfumarse.  La mala uva de los interpelantes y la irritación del interpelado fueron muy elocuentes. Hablan por si solas. Alguien deberá, algún día, comerse el marrón.

En todo caso, no solo es sospechoso el rápido y público distanciamiento mostrado por Artur Mas, varias veces conseller en el gobierno de Pujol y su delfín, sino que se explica por la necesidad de salvar de toda sombra de implicación en este turbio asunto, a los líderes del llamado 'proceso' hacia la secesión, que ahora queda oficialmente convocado a bombo y   –ganando por puntos a un Rajoy que se dispone a recurrirlo-,  como el mayor hito en trescientos años de la historia catalana. Nunca se había ido tan lejos.

Fundamenta el president Mas esta decisión -"hábil, astuta y firme", según sus palabras- en lo que estima mayoritarias demandas social y política, en la que proclama legitimidad y legalidad del proceso de esta "transición catalana", en la "oferta de diálogo hasta el último momento" y en la escrupulosidad jurídica de los distintos pasos que se vienen dando "con determinación". En todo esto ha ido por delante de los movimientos del Gobierno Rajoy y de las instituciones estatales. Es lo que le ha permitido marcar este primer gol oficial, que coloca al árbitro estatal en una humillante posición defensiva.

La Ley catalana de consultas y el Decreto de convocatoria a la ciudadanía para el 9N, tienen, sin embargo, su truco cuidadosamente ocultado por la propaganda oficial. Ya no se trata del cacareado "derecho a decidir", sino solo de "opinar", que es muy distinto. Y tampoco se trata de decidir sobre la autodeterminación y secesión, sino de expresar la opinión popular sobre si las respuestas a las dos preguntas formuladas, han de servir de base para que el Govern y el Parlament presenten una iniciativa o propuesta al Estado sobre una nueva forma de relación Catalunya-España, que puede incluir la reforma de la Constitución, por ejemplo. La "astucia", de la que alardea Artur Mas para llegar hasta aquí, también se ha de entender aplicada de cara a la opinión pública catalana, para no defraudarla de las grandes promesas; las cosas se han relativizado mucho, lo cual es una muestra de realismo, y podría favorecer un clima de entendimiento, según reaccionen ahora las instituciones estatales.

Haber marcado un primer gol espectacular al Gobierno central es mucho, pero más allá de escuchar la música del festival o el griterío eufórico de algunas gradas, conviene leer la letra pequeña de lo publicado en el Boletín Oficial. No todo es tan claro, ni triunfal ni inocente, en este día muy singular, que ciertamente quedará bien marcado en la historia.

 

 

Pujol, linchamiento y sin respuestas


 

 

 

A pocas horas de que, este sábado, el president Artur Mas, en su temerario desafío al Estado, firme la convocatoria de la famosa Consulta sobre la autodeterminación de Catalunya, su 'padre político', Jordi Pujol ha tenido que sufrir un calvario de acusaciones, en forma de preguntas, de todos los grupos parlamentarios catalanes, incluido el del partido que fundó y llevó al poder durante veintitrés años.

Le tenían ganas, los líderes políticos que intervinieron, al expresidentes Pujol en su comparecencia en el Parlament. La sesión, que comenzó con una especie de historieta familiar de estar por casa, para explicar la procedencia de unos millones no declarados en el extranjero, subió de tono en las preguntas de todos los grupos y en la réplica de un Pujol especialmente airado que, como autodefensa, se permitió  reñir a todos, tras declararse inocente de toda corrupción.

Las preguntas, que iban al fondo de la cuestión pero formuladas de forma acusatoria e hiriente, a veces parecían más un linchamiento del mítico personaje caído, fundador del nuevo catalanismo y pieza clave de la modernización de Catalunya, que de buscar la verdad objetiva por oscura y rocambolesca que esta pueda ser. Al gran mito que iba a figurar en letras de oro en la historia, se le negaba todo reconocimiento y consideración, incluso por los suyos.

Un espectáculo penoso que no ha aportado nada sustancial al esclarecimiento de la cuestión de fondo: el confesado fraude fiscal por muchos millones ocultos durante más de treinta años, su procedencia real y los tejemanejes y  extraños negocios familiares. Más bien, ha evidenciado la amplitud y complejidad del tema. Y al no ser  contestadas, como procedía, por el protagonista las preguntas básicas que se le formularon, las sospechas seguirán sin esfumarse.  La mala uva de los interpelantes y la irritación del interpelado fueron muy elocuentes. Hablan por si solas. Alguien deberá, algún DIA, comerse el marrón.

En todo caso, no solo es sospechoso el rápido y publico distanciamiento mostrado por Artur Mas, varias veces conseller en el gobierno de Pujol y su delfín, sino que se explica por la necesidad de salvar de toda sombra de implicación en este turbio asunto, a los líderes del llamado 'proceso' hacia la secesión, que ahora queda oficialmente convocado a bombo y platillos –ganando por puntos a un Rajoy que se dispone a recurrirlo-  como el mayor hito en trescientos años de la historia catalana.

 

 

 

 

 

domingo, 7 de septiembre de 2014

Presidents que enganyen


 

 

És trist que un país tingui presidents que enganyen als ciutadans. Un, ocultant de forma irregular a paradisos fiscals una fortuna, de procedència no clara; i l'altre, actuant de manera deslleial al seu càrrec i fen promeses a la gent amb frau de llei.

Personatges, com Jordi Pujol i Artur Mas, que podien haver estat grans presidents i tingut un lloc d'honor a la historia del país, s'han desacreditat, per error o falta d'honestedat, portant al país, que tant han proclamat servir i estimar, a una situació de crispació, de divisió  i de desprestigi, que perjudica a tots i no beneficia a ningú que no sigui del clan dels il·luminats o interessats.

Quan Pujol diu que anirà voluntàriament al Parlament a declarar, ja que té "més coses a dir", però que serà  a partir del dia 22 i no abans "per no interferir en la Diada y en el debat de política general", queda clar que el "cas Pujol" no és un assumpte estrictament personal i familiar, com emfàticament assegurava el president Mas, sinó que va molt més enllà, afectant a la governació del país, al moviment sobiranista  i a la mateixa imatge de Catalunya, que erròniament tant s'ha volgut identificar amb aquests personatges, sobretot amb el mite Pujol, del que ara tants intenten desmarcar-se, miserablement, per salvar la cadira o la cartera.

I quan Artur Mas, que es proclama "fill polític" de Pujol (que és qui el va nomenar), per la seva banda, amb contradiccions, deslleialtats,  maniobres de distracció, mitges paraules i radicalitzacions verbals, condueix al país a un doble enfrontament i greu divisió: interna catalana, i externa amb la resta de l'Estat, no solament enganya a la ciutadania, sinó que, segurament, cava la seva pròpia tomba política. Les seves promeses seran vanes o desastroses.

Quina llàstima! Dos possibles grans presidents catalans malaguanyats. I amb el seu desprestigi arrosseguen, inevitablement, el bon nom de Catalunya i els mateixos legítims moviments polítics i cívics, siguin majoritaris o minoritaris, però que en tot cas tenen dret a tenir la seva pròpia veu, a expressar la seva opinió i els seus desitjos dintre del marc legal democràtic al que Catalunya tant decisivament va contribuir a construir i referendar lliurement i màssicament, després de lluitar contra la dictadura.

 ¿Qui pot fer cas ara, seriosament, a presidents predicadors d'ètica i valors, o venedors d'il.lusions irrealitzables, al menys en pau i a curt termini, si d'entrada ens enganyen  amb diners ocults, que no paguen impostos ni se sap d'on venen, o creant crispació i desengany, en lloc de donar exemple i de governar amb eficàcia i seny per a tots? Els possibles enganys i malifetes d'altres presidents o líders  de fora, no poden justificar els propis enganys.

Aquests fan mal a l'anima de cadascú i del país. Ja son veus cridant en el desert, o pitjor...