Hacía falta una movida y una removida. Y
Podemos y Ciudadanos, entre otros, han llegado, esperemos, para esto.
Han hecho saltar el tapón que impedía que salieran muchas ansias
populares, a las que están dando voz y mando. Un experimento, sí, pero
necesario. Nuestra sociedad respira más; se le ha ampliado el horizonte.
Veremos como sale.
Gente nueva e inteligente, seguramente con
más ideales que dotes y experiencia de gobierno. La juventud y la energía
quizás suplan la falta de experiencia. Junto, muchas veces, a su preparación
universitaria y profesional. Esto está por ver, pero no renunciemos a la
esperanza.
Esta movida y removida hacían falta,
repito. Importa, sin embargo, que no lo confundan con romperlo todo, o casi
todo. Pero sí muchas cosas. Para reemplazarlas por otras olvidadas o rechazadas
por la llamada ‘vieja política’.
Podemos, de Pablo Iglesias, clama por la
igualdad y la justicia. Ciudadanos, de Albert Rivera, por la limpieza en la
política y la fraternidad de los pueblos hermanos. ¿Que se puede alegarles en
contra y de qué alertarles?
A los de Iglesias que no caigan en el
igualitarismo y que no se hagan justicieros. A los de Rivera, que no se
enzucien en las componendas y que no ahoguen la diversidad de identidades
legítimas.
En política no todo y pocas veces, es idealismo, se juega con
personas e intereses. El igualitarismo radical no funciona ni en el narxismo ni
en los conventos; en lugar de liberar energias las adormece o anula. La
blancura siempre inmaculada impide imbuirse de realidad y revolcarse en ella.
El poder
requiere grandes dosis de energia creativa y de realismo. Seguro que lo
aprenderan pronto, si no quieren sustituir una situación de desigualdad y
corrupción por otra de pobreza y fracaso.
Dicho esto, bienvenidos sean Podemos y Ciudadanos. No para irse, sino
para quedarse, para mejorarse ellos y mejorarnos a todos. Es decir, la política
y la sociedad.
Bienvenido
este revolcón a una rutina muy putrefacta, si no se confunde con el
borrón y cuenta nueva, con el “aquí estamos nosotros”, que somos “los buenos”.
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