Comentarios y Análisis de Política

lunes, 2 de mayo de 2011

La Vanguardia, también en catalán

Es normal que en una sociedad bilingüe, como es la catalana, sus grandes diarios también lo sean. Lo que no era normal es que no lo fueran. Naturalmente, si es que pretenden ser fiel reflejo de dicha sociedad.

Hasta hace trece años esto no ocurría. Era una situación anormal. En 1997  el diario socializante El Periódico, con valentía, visión de futuro y ayuda oficial, dió el salto al publicarse en dos versiones iguales pero en distinto idioma, los dos oficiales. Fue de la mano del editor Antonio Asensio y del director Antonio Franco. Ha sido un éxito. Un sesenta por ciento de los ejemplares vendidos son en castellano y un cuarenta en catalán.

Ahora, al coincidir con las cinco mil ediciones de aquella experiencia bilingüe, el veterano diario conservador La Vanguardia, en unas circunstancias político-culturales más favorables, pese a la crisis económica, hace lo mismo. También sale en una versión castellana y otra catalana. Es de prever que igualmente tendrá una buena respuesta del público lector. Como dice su editor Javier de Godó es una operación “empresarial” bien meditada y preparada. Hay que suponer que, aunque no se conoce, también contará con alguna ayuda oficial. Su actual director Josep Antich ha tenido, sin duda, un papel muy relevante en este paso histórico del diario más representativo de la burguesía catalana.

Decíamos aquí mismo, hace unos años, que “sin La Vanguardia en catalán Catalunya no sería una nación”, por lo que ha representado históricamente y representa actualmente este gran diario. Con sus dos más importantes diarios también en edición catalana (más allá de las ayudas oficiales, que no debieran perpetuarse) la realidad nacional de Catalunya queda mejor reflejada. Pero también su realidad plural. Al no pasarse estos dos diarios totalmente a una edición única en catalán, dan fe del bilingüismo que impera en esta tierra. De su real pluralidad, que es lo contrario de la uniformidad que, en un sentido o en otro, algunas minorías desearían y aún se empeñan en imponer.

Catalunya es democráticamente, por decisión de sus ciudadanos, internamente diversa. Social, cultural y políticamente plural. Y su futuro y su grandeza estarán en conservar, en buena convivencia, este pluralismo en todos los planos que su sociedad libremente decida, ahuyentando toda tentación totalitaria de cualquier signo.

Los dos grandes rotativos, con su inteligente actitud, dan fe notarial de esta realidad. Sus lectores, son también sus electores. Y los quioscos, quizás las mejores urnas.
 
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